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Los alimentos funcionales ¿Realmente funcionan?

189 ANGELA

 

Para muchas personas el concepto de “alimento funcional” es desconocido, sin embargo su consumo cada vez está más extendido en la población. Para conocer más detalladamente qué son estos productos, primero vamos a familiarizarnos con estas palabras: “alimentos funcionales”, “alimentos medicamento”, “alimentos fortificados” y “alimentos biológicamente activos”. Todas estas palabras engloban un sólo significado: alimentos cuya naturaleza ha sido modificada.
Los productos funcionales son alimentos a los que se les ha añadido minerales, vitaminas, ácidos grasos, fibra alimentaria, antioxidantes y microorganismos. A priori, uno puede imaginar que estos productos son beneficiosos, pero la publicidad desmesurada e inconsciente, ha desvirtuado el término de alimentación sana y ha convertido a estos productos en una especie de bálsamo milagroso. Siendo pragmáticos, he de decir que lo único que verdaderamente protege a nuestro cuerpo es aprender a alimentarnos de una forma más consciente y amorosa.
Es normal sentirse confundidos porque la industria alimentaria ha sabido aprovechar el desconocimiento de los consumidores y nos ha seducido con sus alimentos mejorados. No obstante, hay que estar atentos porque la letra pequeña de los yogures que afirman disminuir los niveles de colesterol, advierte que estos sólo son efectivos con un cambio de hábitos alimentarios. Si no se tiene en cuenta este apunte puede que nos equivoquemos al no tomar otras precauciones quizás más importantes que la ingesta de dicho yogur.

Un aspecto llamativo que conviene resaltar es que la European Food Information Council dice que: “la legislación europea relativa al etiquetado prohíbe atribuir a los alimentos propiedades preventivas, terapéuticas o curativas”; sin embargo, hay más de un anuncio publicitario que nos hace suponer que consumir dichos productos es conveniente para la salud. Existe en el mercado una marca de margarina que cita estas palabras: “cuida tu corazón”, a simple vista parece que la marca afirma que la margarina cuida tu corazón, o ¿acaso lo que quiere decir este anuncio es que yo debo cuidar mi corazón? Si lo que quiere decir es que la margarina cuida mi corazón ¿Eso es legal desde el contexto regulador de las leyes del etiquetado?, ¿está comprobado científicamente que esa margarina tiene más beneficios que perjuicios a pesar de las grasas “trans” que contiene?
Estas publicidades tan descontroladas y a la ligera son las que confunden a los consumidores y nos desvían de nuestro verdadero objetivo que es cuidar nuestra salud de una forma natural. El hecho de que una publicidad diga que unos yogures con bífidus-bacterias regulan el tránsito intestinal y te harán sentir “más ligera”, no significa en absoluto que consumiendo estos productos vas a conseguir resolver un problema de estreñimiento crónico. Si sufres de estreñimiento debes visitar a un profesional de la salud para que te ayude a descubrir el trasfondo de tu problema. Dejar la salud en manos de la industria alimentaria no es buena idea desde ningún punto de vista.
Unos huevos enriquecidos con omega 3, son el reclamo de ciertas marcas que pretenden convencer a un determinado sector de la población de su efectividad para prevenir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Si quieres evitar los riesgos coronarios, en vez de comer huevos provenientes de gallinas sobre-alimentadas con omega 3, sería más razonable basarnos en una alimentación rica en pescados grasos, en frutos secos y en semillas. Si quieres cuidar de tu corazón, evita el consumo de grasas saturadas provenientes de las carnes y lácteos y consume más verduras, hortalizas y legumbres. Esto siempre será mejor que consumir alimentos tan sofisticados como esos huevos que hasta el momento nadie avala de forma legítima.
Por último, si deseas tomar antioxidantes, hazlo a través de las bayas (arándanos, moras, frambuesas, grosellas, etc.) que contienen una abundante cantidad de estas sustancias. Por otro lado las brassicas como el brócoli, las coles de bruselas, el repollo, la coliflor, etc., son auténticos reservorios de antioxidantes. Además existen multitud de tés (té verde, té negro, te blanco, te rojo, etc.) en el mercado con poderosos efectos antioxidantes y claramente beneficiosos para la salud. No debemos dudar de la naturaleza porque todo lo que necesita nuestro cuerpo  ella nos lo ofrece de forma inteligente para que nuestro organismo lo aproveche de una manera natural.
Es evidente que si la verdadera intención de las instituciones fuese promover el bienestar de las personas y aumentar su esperanza de vida, su trabajo estaría enfocado hacia las campañas de prevención para evitar por ejemplo que las mujeres desarrollen osteoporosis. Desafortunadamente a nadie se le advierte que las dietas hiperproteicas (consumidas por la mayoría de las personas) son contraproducentes porque aumentan la acidez interna y con ello se provoca la pérdida de calcio óseo. El enfoque de comer en un mismo día carne, productos lácteos y huevos, es disparatado si la intención es mantener un organismo sano. En este aspecto las campañas de concienciación no existen porque es mejor que las personas enfermen y consuman servicios hospitalarios, medicamentos y alimentos funcionales como las leches con extra de calcio.
Con respecto a las leches enriquecidas me parece conveniente señalar que de nada sirve consumir calcio extra a través la leche si las concentraciones de otros minerales como el fósforo, magnesio y la vitamina D no están en las proporciones correctas; esto impide que la absorción del calcio sea completa y es exactamente lo que ocurre con la leche de vaca. Por otro lado, la leche de vaca contiene casi cuatro veces más cantidad de calcio que la leche humana y si a ello se le añade aún más calcio pueden suceder dos cosas: acumulación de calcio en los riñones por exceso de este (cálculos) o eliminación del extra de calcio por heces y orina. Debe quedar claro que la osteoporosis no se produce por falta de calcio, sino por la pérdida de este debido a una alimentación excesivamente ácida.
Insisto que comer de forma equilibrada y natural no es difícil, además es nuestra única garantía de salud. Variar la dieta es lo más correcto para aportar los nutrientes necesarios que nos asegurarán una salud de hierro. Mientras no existan alegaciones de salud comprobadas con respecto al consumo de productos funcionales, lo mejor es no creernos todo lo que se publicita y acudir a un profesional de la salud si el deseo es conducir nuestro cuerpo hacia el bienestar.  
Para terminar, no olvides observar el hermoso equilibrio que te rodea, la perfección de la naturaleza, la perfección de todos los acontecimientos de tu vida. Aún en los momentos más oscuros y difíciles, pregúntate el porqué y el para qué de las cosas que te suceden, esto te ayudará a ver la vida desde otra perspectiva más sana y equilibrada.

 

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