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El origen de nuestro problemas

222 ILUS DANIEL

 

Qué dificultades tenemos según los tres centros vitales
Seguramente, a lo largo de nuestra vida, habremos observado que ciertas situaciones o problemas se repiten de forma cíclica. Eso es debido a una sencilla razón: nunca nos planteamos cuál es su verdadero origen.
Para poder detener esta noria, debemos entender que cualquier problema que tengamos está relacionado, o bien con nuestro centro emocional, con el centro intelectual o con el centro energético. Conocer estos tres centros nos ayudará, sin lugar a duda, a deshacernos del sufrimiento.
LOS TRES CENTROS VITALES
En nuestro interior existen tres centros vitales que están interrelacionados: el centro intelectual, el centro emocional y el centro energético. Estos no se pueden separar porque cualquier relación que tengamos con el mundo la tendremos desde estos tres centros a la vez.
Sin embargo, cada uno de estos centros puede vivirse de maneras muy distintas: equilibrado, que es el estado óptimo; anoréxico, que indica la necesidad de potenciar dicho centro; y vigoréxico, que indica la necesidad de reducirlo.
Obviamente, cuando uno de nuestros centros se encuentra en un estado anoréxico o vigoréxico, eso nos conlleva una serie de problemas. Para saber qué centro tenemos más desequilibrado, podemos basarnos en la ley del 20/80. Según esta ley, un 20% de nuestros problemas genera el 80% de nuestras dificultades. Consecuentemente, solo necesitamos identificar aquellos problemas más grandes que, seguramente, se repiten de forma cíclica en nuestra vida. Una vez hayamos detectado qué centro tenemos más desequilibrado, podremos incidir en él.
¿Pero, cómo somos, según tengamos un centro en un estado u otro?
El CENTRO INTELECTUAL
El centro intelectual es el motor del pensamiento. Las personas que tienen este centro en un estado equilibrado, ven el mundo como un lugar comprensible, en el que pueden aprender todo aquello que ignoran. No confunden su opinión con lo que conocen y se viven como personas inteligentes, es decir, con capacidad para comprender el mundo.
Las personas que, en cambio, tienen el centro intelectual vigoréxico, racionalizan mucho las emociones y las acciones. Son personas sin espontaneidad, que viven lo que piensan y creen que esa es la única realidad posible. No son empáticas y acostumbran a llevar un exceso de planificación, ya que eso les permite huir de sus verdaderos sentimientos. Además, buscan en todo momento el porqué de las cosas. Suele decir lo que piensan y viven el futuro desde una asepsia emocional, es decir, sin emociones.
Al contrario, quiénes tienen el centro intelectual anoréxico, habitualmente no llegan a conclusiones concretas porque continuamente piensan, pero les faltan criterios para decidirse. Son personas que viven al día, con una planificación más bien escasa. Suelen ser poco prácticas, porque no tienen alternativas: el hecho de dudar constantemente no les permite llegar a una conclusión sobre lo que tienen que hacer. Cambian de opinión según la persona que tengan delante, acostumbrando a tomar un rol secundario para no tomar decisiones.
EL CENTRO EMOCIONAL
En el centro emocional reside el corazón. Las personas que tienen este centro en su estado equilibrado, les gusta socializarse, pero eso no significa que en determinados momentos no sepan estar solos/as. Tienen cierta sensibilidad artística y les atrae la naturaleza y los animales. Son personas con empatía, (¡que no es lo mismo que fundirse con el dolor ajeno!) y con una buena autoestima de sí mismas.
Por otro lado, las personas con el centro emocional vigoréxico, tienden a sufrir mucho, ya que lo consideran una prueba de su bondad. Confunde, pues, el sufrimiento con la capacidad de empatía. Son salvadores natos, pues quieren salvar a todo el mundo, incluso a aquellos no les han pedido ayuda. Pueden manipular desde el victimismo, para que se les dé un apoyo continuado. Se fusionan emocionalmente con lo que les rodea y sienten que solo ellos/as comprenden a los demás. Eso les lleva a vivir una montaña rusa emocional: todo es terrible o todo es maravilloso, según la persona o el momento en el que estén.

Por último, las personas con el centro emocional anoréxico, acostumbran a vivir desde la desconfianza. Suelen poner barreras para no sentir y, por ello, no ayudan ni piden ayuda. Son personas que viven la vida sin profundidad emocional, pues se niegan a hablar de lo que sienten.
EL CENTRO ENERGÉTICO
El centro energético tiene su foco en la acción. Las personas que viven este centro desde un estado equilibrado, se centran en las soluciones. Son personas resolutivas, que perciben el mundo como un lugar seguro. Saben gozar de su instinto, de la expresión y del movimiento.
A diferencia de este estado, las personas que lo viven de un forma vigoréxica, tienden a ser prepotentes y obsesivas. Suelen ser personas que pasan a la acción sin meditar, sin sentir. Actúan sin criterio, si evaluar los resultados de sus acciones. Viven el mundo desde las percepciones físicas y pueden ser rebeldes: necesitan llevar la contraria.
Finalmente, las personas con el centro energético anoréxico, tienen dificultades a la hora de poner límites a los demás. Por lo general, son personas pasivas, reactivas, que les cuesta ponerse en marcha y con grandes dificultades para decir “no”. Consecuentemente, eso les hace ser indecisas e inseguras. Son personas que, a menudo, no les apetece hacer según qué cosas o no se atreven.
SITUAR EL FOCO
Intentar entender el origen de nuestros problemas significa verlos desde estas tres perspectivas. Por ello, te animo a hacer una lista de aquellos problemas más importantes en tu vida. Detecta cuáles son tus mayores dificultades y escríbelas para que quede constancia de ello. Luego, pregúntate: ¿a qué centro corresponden?
De esta forma, empezarás a poner un poco de luz y a vislumbrar cuál es el camino que debes emprender para resituarte en el equilibrio.

 

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