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De Ladakh a Cachemira

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 CRUZANDO LOS HIMALAYAS POR LA CARRETERA MÁS ALTA DEL MUNDO

 

Kalachakra en Ladakh
Iniciamos el viaje asistiendo, el Julio pasado, al 33 Kalachakra realizado por Su Santidad el XIV Dalai Lama. Era un evento histórico, en un lugar muy especial, Ladakh, conocido como el pequeño Tíbet, en medio del Himalaya, en el que se ha conservado la cultura tradicional tibetana. Es una tierra dura, un desierto de piedras sin vegetación debido a la altura, sólo con algunos árboles y huertas verdes junto a los ríos.
Siguen impresionándome la belleza de los monasterios en los valles apartados, como Likir, con su gigante estatua de Maitreya, y Alchi, entre huertos de albaricoqueros, con sus templos ancestrales de atmósfera tan especial. Y volver a compartir la iniciación de Kalachakra con miles de familias ladakís, fue mágico e inolvidable. Tuvimos la suerte de asistir al festival de verano en honor a Guru Rimpoché, en el muy sagrado monasterio de Hemis, que se erige sobre una cueva en la que meditó Padmasambhava. Este monasterio es drukpa, que quiere decir dragón, encabezado por S.S. Gyalwang Drukpa, del linaje Kagyu. Debo mencionar también la mágica estatua de Maitreya en el monasterio de Thiksey. Las vistas desde el monasterio de los Himalayas y del valle del Indo, son memorables.
Estuvimos viviendo cerca de Ladkah, en un monasterio Nygma de Atak Rimpoché, que nos acogió con cariño y atención. Atak Rimpoché es un tulku o niño reconocido como reencarnación de un alto lama en una vida previa. Nació cerca del lago Pangong, y de pequeño sólo repetía que había que reconquistar Tíbet y atacar al ejército invasor chino. Ahora bendice a las familias ladakíes que lo visitan y está construyendo su nuevo monasterio.
Hicimos con nuestro grupo además, una meditación usando la respiración Pneuma, y las experiencias fueron muy profundas, permitiendo a algunos, experimentar los mandalas o palacios de los Budas en los mundos internos, comprobando así que los rituales que estaban realizando los monjes van más allá del acto externo y que describen espacios internos vivos y reales.
Ladakh a Srinagar
Algunos de nosotros decidimos ir en coche desde Ladakh a la mítica Cachemira, conocida por ser uno de los lugares más bellos del mundo, en un viaje de dos días, atravesando los Himalayas de Este a Oeste: realmente único. Cuando meses antes preparamos el viaje, unos nos dijeron que no era peligroso, otros que sólo un poco; pero no estábamos preparados para lo que vivimos. Cruzar los Himalayas es más arriesgado de lo habíamos previsto. Sorprende también ver grupos de moteros haciendo esta ruta, y algunos intrépidos ciclistas. 183 RAFA2
Bajamos por el valle del Indo, montañas nevadas, colinas desiertas, algunos parajes verdes repletos de los siempre presentes albaricoqueros y bellas casas de estilo tibetano; casi descubriendo uno tras otro, los valles escondidos de las leyendas de los libros de Alexandra David-Neel o Nicolás Roerich. También pasamos por la zona dónde se unen el Indo y el Zangskar, como si estuviéramos en un programa de Jesús Calleja. Inesperadamente el conductor giró a la izquierda, y salimos del valle y volvemos a subir por otro valle más escondido aún, dónde encontramos una joya maravillosa en lo alto de un pico, el monasterio Lamayuru, en el que meditó Naropa. Seguimos subiendo y bajando picos de 4.000 y 5.000 metros y llegamos finalmente al famoso paso de Khardung, uno de los más altos, sino el más alto del mundo.183 RAFA4
Al atardecer del primer día de viaje, llegamos a Kargil, en un maravilloso valle rodeado de montañas, con su gran río, pero no era lo que esperábamos, pues es ciudad de frontera, dura, sin turismo. Nos recibieron unas personas malencaradas que salieron del hotel en el que paró el coche, no sabíamos si íbamos a morir o sólo ser atracados, pero sólo fue nuestra imaginación. Obviamente dormimos con la puerta atrancada y salimos lo antes posible, al amanecer, volviendo a pasar montañas infinitas, por un valle sin fin que subía y subía, el magnífico valle del Drass, con el pequeño pueblo del mismo nombre, y su cartel recordando que es la segunda ciudad más fría del planeta.
India es increíble, como dice su slogan turístico. Estábamos allí, en medio de los Himalayas, y de pronto y durante muchos kilómetros, se empiezan a ver rebaños de ovejas y caballos, tiendas viejas hechas con plásticos, grupos de personas sentados al borde de abismos infinitos y algunos niños salidos de la nada, pidiendo en las curvas de la carretera. Preguntando al buen conductor nos explicó que es son grupos nómadas que en verano suben las montañas, viven allí, y cuidan sus rebaños ¡a 4.500 metros de altura! India es increíble.


Si pasar las montañas fue lento y largo, bajar es rápido y peligroso. Realmente tuve miedo a morir, ya no despeñado, sino por volar sin paracaídas, tal es la pendiente y mal estado de esa zona de la carretera. Baja haciendo curvas en ese, sin firme, y con camiones gigantescos en cada tramo. Lo interesante de todo esto es que es el valle del Sind, dónde se celebra uno de los festivales más sagrados de India, el Shravani Mela, en la que medio millón de peregrinos visitan anualmente la cueva de Amarnath, que encierra el venerado Shiva Lingam de hielo.
Srinagar
Por fin llegamos a Cachemira, al pie de los Himalayas, es bellísimo el enclave dónde está situada. Parece una Suiza Europea, verde, repleta de bosques de abetos, con grandes casas bien construidas y con un lago inmenso salido de un cuento de princesas. Me gustó mucho conocer a personas de allí, que siempre se mostraron educadas, corteses y respetuosas, pues tenía una cierta aprehensión que resultó infundada. Descubrimos una Cachemira increíble, poco desarrollada por el turismo internacional y que es un lugar espectacular para conocer y pasar unos días tranquilos y en contacto con una naturaleza única.183 RAFA3
Personalmente no me acabo de acostumbrar a los hoteles Hindúes, quizá me estoy volviendo mayor, pero los estándares de higiene, comida y servicios, distan mucho de los nuestros. Nuestra agencia amiga de nuevo nos la volvió a jugar, acomodándonos en un hotel junto a un hospital en el que al ir a dormir, se oían durante horas los rezos y letanías por los difuntos. Finalmente nos escapamos del hotel programado y encontramos un remanso de paz y limpieza con unas vistas espectaculares al lago y la ciudad, dónde disfrutamos los últimos días del viaje. Lo más bello de Srinagar es su emplazamiento, con el lago, increíble, y los antiguos jardines mogoles, y los cientos de familias hindúes paseando haciendo fotos. Y a nosotros, turistas de piel clara, que nos consideran un espectáculo más.
La Tumba de Jesús
Es conocido en círculos de la nueva era, que en Srinagar está la tumba de “Jesús”; algunos libros afirman que Jesús después de su muerte y resurrección, viajó a Cachemira, e incluso estuvo predicando hasta Ladakh. Y que finalmente murió en Srinagar. Hay un lugar de veneración en la ciudad antigua de Srinagar, llamado Rozabal, que contiene los restos de varios hombres santos, que dicen ser de Jesús. Desafortunadamente, no pudimos visitarla en esta ocasión; creo que volveremos.
A veces sueño que vuelvo a pasear por Srinagar y visito por fin la tumba de Jesús; y que retomamos la carretera que cruza el Himalaya, entrando en la sagrada cueva de Amarnath, recorriendo de nuevo los monasterios budistas, y que vuelvo a estar delante de la grandiosa estatua de Maitreya en Tiksey, con el Indo y los Himalayas de telón de fondo.

 

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