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La caligrafía japonesa (Shodo書道): un eterno camino de práctica

"Todas las cosas están respaldadas por la sombra
(yin), enfrentadas por la luz (yang) y armonizadas por
el aliento vital (ch'i)"
J. C. Cooper

 

179 LUCIANAEn la escritura china -y posteriormente en la japonesa- encontramos un importante kanji que reúne los movimientos básicos para iniciarse en el arte de la escritura: Ei 永, que significa "Eternidad" o "Eterno". Según el diccionario enciclopédico, en su etimología, podemos reconocer un largo río en el que convergen diferentes afluentes, representando así también el significado de extenso. Este kanji, está compuesto por cinco trazos, los que contienen a su vez ocho movimientos básicos del pincel. Las múltiples combinaciones posibles de estos movimientos constituyen los treinta y siete tipos de trazos del estilo Kaisho (楷書), que se requieren dominar para avanzar en el aprendizaje del Shodo.

Según algunos historiadores, esta sistematización fue realizada por el calígrafo y monje budista ZhiYong (Dinastía Sui 581 – 618), quien luego de experimentar durante varios años, elaboró el estudio conocido como “Los ocho principios de Yong” (Yong significa eternidad en chino) o “Las ocho leyes del carácter 永”. El estilo kaisho es el estilo estándar de escritura, en el que los diferentes kanji se presentan estructurados sobre la base de una retícula ortogonal de seis o nueve partes iguales, y se rige por reglas muy estrictas de escritura. Al respecto cabe recordar que en el estudio de la caligrafía japonesa pueden reconocerse, además del kaisho, otros cuatro estilos que son tensho 篆書, reisho隷書, sosho草書y gyosho行書, en los que, a su vez, hallamos innumerables variantes estilísticas, de hecho encontraremos tantas posibilidades de escritura como personas lo ejerciten. Estos estilos, han sido nombrados según el orden cronológico de aparición en Japón y son merecedores de artículos posteriores por sus curiosos orígenes, sus especificidades técnicas y sus relaciones formales.

En el estilo estándar (Kaisho), el orden preciso y pautado de los trazos son el resultado de una convención históricamente determinada que ha regulado la escritura oriental de una manera conveniente: de arriba a abajo, de izquierda a derecha, trazando las líneas horizontales desde las más cercana al cielo hasta la más próxima a la tierra, con zonas vacías de singular importancia y procurando armonía y equilibrio entre las partes. Durante la ejercitación, cada kanji debe repetirse numerosas veces, siguiendo las reglas establecidas, sin corrección alguna y procurando aprender su significado. Una vez interiorizados estos trazos, y memorizada su forma, el Shodo se convierte en una escritura de ritmo fluido, con diversas velocidades y peculiar cadencia del pincel: una auténtica danza en movimiento.

Aquella noción de "trazo único" a la que se refirió Shitao en su Discurso acerca de pintura por el monje calabaza amarga, es del mismo modo, el concepto que mejor define la singularidad de esta práctica. Cada "trazo único", sin boceto ni ensayo posible surge de un aliento que lo anima, lo impulsa y lo colma de energía vital. La imagen se convierte así, en un campo de atracción pleno de reverberancias. Los alientos vitales están presentes -del mismo modo- en la caligrafía y en la pintura de Oriente. “Según la cosmogonía china, el universo creado proviene del aliento primordial y de los alientos vitales que derivan de él. De ahí la importancia, en el arte como en la vida, de restituir estos alientos” (CHENG; 2009, p. 187). Ambas disciplinas van siempre en un camino compartido asociado a la vida misma, un camino entrelazado, con ecos y  sincronicidades.

De ahí que los grandes pintores de la tradición sean al mismo tiempo buenos calígrafos y de modo inverso, grandes calígrafos dominan el arte de la pintura de asombroso modo. Veremos entonces múltiples ejemplos de imágenes creadas partir del encuentro poético entre pintura y caligrafía, incluso en ciertas obras de carácter eminentemente lineal, el pasaje entre caligrafía y dibujo se desarrolla de un modo imperceptible, gracias al grafismo de la escritura ideográfica. Este diálogo (siempre enriquecedor cuando es realizado con maestría), resulta esencial para comprender algunos de los principios que rigen el arte en Oriente: sencillez, capacidad de sugerencia y complementariedad que conduce directamente a la idea de unidad y armonía con la Naturaleza, que se vislumbran y se hacen patentes sobre el papel.
A menudo hallaremos también en estas imágenes, uno o varios sellos estampados con tinta roja (tradicionalmente pasta de cinabrio). Estos objetos valiosos, tallados generalmente sobre piedra blanda, suelen llevar el nombre del autor del trabajo, el seudónimo de su maestro, la estación del año en el que la obra fue pintada, un breve poema o una frase budista, entre otras posibilidades. Estas estampaciones nos dan el indicio de pertenencia a una época o a un lugar y son las que han permitido trazar (aunque con dificultadas por su imprecisión) una historiografía del arte asiático.

Por su forma de conexión ineludible con la vida y con el tiempo presente, "El Shodo es considerado un vaso sagrado lleno de conocimiento antiguo, una forma de eterna energía capaz de sobrevivir a su creador, la mente humana." (PONTE RYUURUI; 2012) Muchas preguntas surgen frente a aquellas personas que se maravillan por la destreza técnica y el aliento vital que impulsa cada trazo maestro, pero ¿cuáles serían las especificidades y los desafíos técnicos que nos enfrentamos los occidentales al momento de la práctica de la caligrafía?, ¿cuántos años de práctica son necesarios para poder “obtener” (aunque dudo que de esto se trate) una imagen llena de ki ? Respecto de la primera pregunta, creemos que estas se conocerán sólo a través de la propia experiencia, de la involucración activa del cuerpo, de la entrega absoluta al momento de realización del trazo, tal y como todas las prácticas de meditación activas. Respecto de la segunda -y sólo si uno quiere descubrirse asimismo a través del pincel y la tinta- una única palabra: eternidad.

COOPER, J.C, 1981. Yin y Yang. La armonía taoísta de los opuestos. Edaf, Madrid.
FRANCOIS, Ch., 2010. Vacío y plenitud. Ed. Siruela, Madrid
http://www.ryuurui.com/history.html (Consulta: 3/3/2014)

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