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El Arpa de Boca: Esperando al León

 

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Tras unos matorrales se asoman los ojos de un cazador paleolítico. Armado con su arco, espera la llegada de algún animal al que pueda alcanzar con su flecha. La espera se alarga, así que coloca el arco frente a su boca y con la vara de la flecha golpea la tensa cuerda a intervalos regulares. Al variar la cavidad bucal, el arco comienza a emitir un ritmo melódico simple, pero que varía lo suficiente para que el cazador se entregue a su música.
Este primitivo arco musical aparece dibujado en la cueva de Les trois-Frères en el Pirineo francés. Acompaña a la famosa figura, mitad animal mitad humano, que llaman el hechicero, datada en 15.000 años a.C. Cabría preguntarse ¿habría utilizado este ancestral personaje el arco de boca para imprimir un ritmo mántrico a la ceremonia y llevar a los asistentes a un trance visionario con sus espíritus?
UN SONIDO GLOBAL
El arco dio paso al arpa de boca o guimbarda, como se conoce en nuestro país, pero es difícil responder a la pregunta del origen de este instrumento con seguridad. Es más probable que se sitúe en el Sudeste asiático u Oceanía, donde aún se usan primitivas arpas hechas de bambú. En un dibujo encontrado en China se puede ver a un músico tocando un arpa de boca en el S.III a.C.
Dada la simplicidad de fabricación del instrumento, su extensión por todo el planeta ha sido increíble. Hechas de madera, bambú o metal, podemos encontrarlas en los cinco continentes. De hecho, pocos instrumentos gozan de una variedad tan enorme de nombres para denominarlo: ¡Casi un centenar!
Las hay de diferentes materiales, pero las más extendidas son las de bambú y metal.
Las primeras son las más primitivas y tienen una forma laminada con una lengüeta central que al vibrar entre el marco, y usando la boca como caja de resonancia, produce un sonido seco y cálido. Un simple cuchillo bien afilado en manos de un artesano experto, daría forma al instrumento en poco tiempo. Cuando visité los famosos templos de Angkor War en Camboya, tuve la suerte de encontrar a unos artesanos que las hacían: ¡de un día para otro me manufacturaron 20 piezas!
En la Isla de Bali se hacen aún las Geng-Gongs, arpas hechas de palma ahumada. Tienen la característica de que se tocan estirando con la mano una cuerda sujeta a un extremo del arpa. Con la abertura de la glotis, los expertos en esta arpa consiguen crear un sonido gutural y extremadamente sugerente para la visión chamánica
Las de metal sin embargo son las más comunes. Pueden ser de hierro, acero, bronce, latón o plata. Su forma recuerda un lazo (de ahí su nombre en inglés: Bow-Shaped) y se toca apoyando la parte estrecha del marco en los dientes,- ojo, sin morder -, y pulsando la lengüeta con el dedo.

TRANCE Y CHAMANISMO
Tocar un arpa de boca es mantenerse en un ritmo constante, tratando de sacar sonidos variados usando todo nuestro aparato fonador - diafragma, cuerdas vocales, glotis, cavidad 221 ILUS RITUAL2bucal, lengua y todo la máscara del rostro resonante – y complementarlo, si se desea, con sonidos guturales.
Quienes mejor dominan el conjunto de estas técnicas son los pueblos de Altair y Tuva, región que comprende parte de Siberia y Mongolia. Allí, el arpa toma un papel primordial cuando es usado por chamanes y jinetes de la estepa. El khomus o homus, como las denomina el pueblo altaico, se unen con el canto armónico y el tambor chamánico. Tres sonidos sumamente poderosos que cabalgan desde la visión del chamán hacia otras realidades menos evidentes.
De una forma menos trascendental pero igual de resolutiva, es el uso del arpa de boca siciliana llamada marranzano scaccia pensieri. Su nombre ya lo explica todo: vomitar los sucios pensamientos. En efecto, gracias a la constancia rítmica, el pensamiento residual, los ser pensados por pasados y futuros irreales en el tiempo presente, se disuelven.
SENCILLEZ SONORA
En Vietnam la etnia de shapa construye una simple arpa llamada Dan moi. Están hechas de latón y son planas, lo que facilita mucho tocarlas, ya que en vez de dientes se apoyan los labios en sus bordes. Son tan fáciles de tocar que han logrado popularizarse entre personas sin experiencia musical. En nuestro país quedan aún algunos constructores de arpas. En Asturias y Galicia concretamente se distribuye el arpa denominada Trompa, e incluso existe un festival que se celebra anualmente en la localidad gallega de A Fonsagrada.

No dejemos morir a este instrumento tan esencial como pequeño. Toquemos en cualquier momento y lugar. Escapemos de quienes no somos, con la ayuda de su ritmo. El arpa de boca despeja el camino. 

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