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Diafanum. Festival de armónicos

238 ILUS CHEMA1 webEl verano tiene ese sabor a naturaleza, a compartir con los demás comida, alegría y música. Desde hace 13 años, el centro Diafanum celebra las jornadas de CANTO ARMÓNICO en las laderas de las montañas cercanas a la sierra de Gredos. Cuatro días de sonido, talleres y convivencia en plena naturaleza y con el bosque como escenario viviente.

Reconozco que tenía que haber acudido antes a estos encuentros, pero siempre los viajes por Asia me han ocupado ese tiempo de encuentro con la música. Así que, por fin, pude ir y lo que me encontré superaba ampliamente mis expectativas. Primero, por la cantidad de talleres, actividades y conciertos que se programaban diariamente y, segundo, por la gran afluencia de personas que acudimos al evento, nada menos que 140.

CANTAR PARA LIBERAR

El canto armónico es un canto difónico, ya que se producen dos sonidos simultáneos. Uno sería el bordón –una nota continua- y el otro los armónicos que se producen al chocar el aire con las distintas cavidades bucales. Es muy interesante recibir unas enseñanzas básicas para dominar esta técnica, pues no es fácil asimilar que se pueden hacer dos sonidos a la vez en la misma boca. Pero lo que me parece más interesante, de este especial sonido, es que tiene un efecto relajante para la mente, pues los armónicos centran la atención y abren ese espacio del cerebro donde se recrean la calma y la dicha.

En este encuentro anual hay talleres de armónicos que ofrecen técnicas más complejas, como es el CANTO KHOMEI, EL SIRGIT o EL KARGHIRA. Estos cantos proceden de las regiones de Tuva, Mongolia y Tibet, y pueden usarse con fines chamánicos, como en Siberia, más folklóricos, como en Mongolia o meditativos en Tíbet. Todos ellos tratan de sacar sonidos muy guturales, a veces rotos. Asistí a estos talleres y reconozco su interés, son técnicas que requieren un entrenamiento y tener cuidado de no hacerse daño. Enrique Albiach y Francesc, fueron los encargados de llevar la batuta en estos interesantes talleres.

La voz es sin duda uno de las puertas expresivas más importantes de sapiens, y el canto, una de las armas para poder liberarla. Así opinan tanto José Angel Rodríguez, quien dio un taller entrañable sobre la liberación del miedo a través de la voz y Paki Gómez, que titulaba su taller de forma elocuente: “Quien Canta su mal espanta”. Ella une el canto con el ánimus vivendi, de forma que la melodía y la musicalidad ejerzan una impresión capaz de cambiar un sentimiento agobiante en un alegre deleite.

TOCAR PARA EXPRESARNOS

En este baile de talleres y actividades, donde se ofrecen nada menos que 43 talleres en cuatro días, no es fácil decidirse. A veces me veía deambular de taller en taller buscando un soplo de inspiración para decidirme. Así caí, por ejemplo, en el de giro sufí. Me gustó enseguida porque pude oír tocar la flauta ney acompañada de su tambor o bendir. Una música que me hace entrar inmediatamente en un estado ceremonial y que poco a poco, moviendo los pies con la técnica adecuada, el cuerpo va entrando en esa espiral que une tierra y cielo, hasta que el miedo y la mente desparecen en la unidad.

238 ILUS CHEMA2 webPoco a poco me di cuenta de que es imposible abarcar todo lo que se ofrece en estas jornadas, así que me relajé y entré en ese flow que guía los pasos del inconsciente. Y estos me llevaron a los instrumentos que, en definitiva, es mi pasión. Así, hice mi primer taller de txalaparta, un instrumento definitivamente vasco, compuesto de varias maderas en diferente tono, que se percuten con dos mazas o makilak. Se toca entre dos personas que, alternativamente, van dialogando en pregunta- respuesta. Un juego, mitad improvisación mitad compenetración, que, cuando fluye, se construye el fabuloso mundo de la música.

Por otra parte, el concierto que ofrecieron EKAI-TX en las variadas combinaciones de txalapartas -incluían sets de madera, metal y piedra- fue una auténtica demostración de técnica, compenetración, y respeto al origen del instrumento. Y así, el sonido se fundió con los árboles que formaban el natural escenario del bosque, hasta retraernos al original tiempo en que los golpes a los troncos huecos eran las señales, los avisos, las invocaciones.

Hubo más, mucho más, pero no quiero acabar sin nombrar al menos los originales talleres de Armónica y respiración, de Quim Roca y el de RAP E IMPORVISACIÓN de Pililli Narbona.

Aunque, sí tengo que decir la verdad, con lo que más me quedo es con la gente, las personas que conformamos esa canción alrededor del fuego, una historia que contar, o un silencio para compartir. Diafanum, en estos trece años de cantatas en el bosque ha creado una familia, la llaman Diafanit@s, y estoy contento de ser uno de ell@s.

Chema Pascual 

COLABORADORES Revista Verdemente