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Guía para no perderse en el Supermercado Espiritual

203 DANIEL

El mundo de los cursos de crecimiento personal es muy amplio, a veces parece un  supermercado lleno de productos de nombres raros y exóticos... pero, ¿Cómo distinguir los cursos útiles de los que no lo son? ¿Cómo separar el grano de la paja?

Tras años de experiencia como alumno y como maestro de cursos de autoconocimiento he llegado a con-densar nueve criterios para diferenciar un buen curso de crecimiento personal de los que no lo son. Aquí los comparto por si pueden ayudarte:
1- Cursos que buscan desarrollar todas tus potencialidades.
Para vivir en plenitud debemos llegar a vivir conscientemente a todos los niveles: físico, emocional inte-lectual y espiritual. Por tanto, un curso realmente sólido abordará todos estos aspectos sin menospreciar ninguno de ellos.
Si uno quiere crecer como persona global, no puede apuntarse a un curso que niega, por ejemplo, el cuerpo, o la sexualidad, o la capacidad intelectual.

2- Cursos en los que no se pida un trato especial hacia quien lo imparte.
Cuando una persona tiene un elevado grado de comprensión, precisamente por ese nivel de sabiduría, no necesita que nadie lo admire. Por ello, no exigirá un trato especial, sino que se  mostrará cordial, amo-roso y cercano hacia todo el mundo, al margen de que los demás sean o no cordiales y amorosos con él.
Huye de los cursos donde quien lo imparte se da aires de gurú iluminado...
3- Cursos que promueven la experiencia directa y su verificación, evitando la fe ciega y los dogmas.
En los cursos deberíamos exigir enseñanzas que podamos verificar en nuestra vida cotidiana. Es decir que quien imparte el curso debería decirte: "y eso lo puedes comprobar de esta manera..." Mientras no lo compruebes es solo una creencia; cuando lo verifiques será conocimiento. Solo el conocimiento es útil, las creencias son pesos inútiles en nuestro ego.
Por lo tanto, las enseñanzas se nos deben dar junto con herramientas concretas para ser aplicadas.
4- Cursos que animan a trabajar internamente sin hacernos demasiadas promesas.
¿Por qué remarco la idea de trabajar internamente? Porque en lugar de querer cambiar a los demás, de-bemos centrarnos en el único trabajo que sí nos es posible: cambiar nosotros. El único trabajo que mere-ce la pena es el de transformación interior. En lugar de enmoquetar el mundo, mejor nos calzamos los pies.
Y una advertencia: hay muchos cursos de crecimiento personal que en realidad son cursos de turismo emocional: nos hacen vivir emociones intensas, pero no nos dan herramientas. Solo nos crean adicción a emociones fuertes. No son útiles.
5- Cursos que toman la vida cotidiana como la verdadera escuela donde verificar lo aprendido, y evitan imponer hábitos por la fuerza, la culpa o similar.
Estas enseñanzas convierten la vida cotidiana en una escuela y te muestran cómo mejorarla y te animan a verificarlo. Pero nunca imponen formas concretas de comer, de pensar, de actuar... ¡y menos diciendo que quienes no las siguen ya están condenados! Estas enseñanzas nunca te critican, ni te ridiculizan, ni te animan a creerte inferior o superior por el hecho de comer distinto, tener herramientas concretas, cono-cer ciertas técnicas...
Te muestran opciones saludablemente y respetan tu ritmo y tus decisiones, sean cuales sean. Evitan im-ponerte caminos porque saben que respetarte es una muestra de amor.
6- Cursos que no generan culpabilidades, ni separan en "buenos y malos".
Por tanto, son cursos que no fomentan el odio, la exclusión o la discriminación por razones de habla, de creencias, de etnia, de orientación sexual, de género, de nacionalidad, etc.
Sus enseñanzas liberan, pero no culpan. No te amenazan.
No separan el mundo en buenos y malos, en los que son espirituales y los que no, los que están en el ca-mino y los que no lo están; los vegetarianos y los que comen carne... Son cursos que te ayudan, por tanto, a superar la dualidad y llegar a vivir la verdadera comprensión y el verdadero amor.
7- Cursos que incluyen la dimensión espiritual respetando todas las diferentes vías para vivirla.
Son cursos que también incluyen lo espiritual. No solamente el autoconocimiento psicológico, sino tam-bién es un camino espiritual para que llegues a descubrir quien realmente eres más allá de las formas, las ideas y los sentimientos.
Sin embargo, no dicen “mi camino es el único”, sino “este camino también lleva a tu esencia, compruéba-lo”. Te invitan a seguir el camino del corazón, tu camino. Te acompañan sin forzarte.
8- Cursos que son asequibles económicamente para todas las personas.
El autoconocimiento es tan valioso que no puede negarse a alguien por no tener dinero.  De hecho, es algo tan valioso que no hay dinero en el mundo para comprarlo. Pero no confundas el valor incalculable del curso con un precio impagable.
Un curso realmente fiable, será asequible para todas las personas. Sospecha de cualquier curso de precio astronómico.
9.- Cursos donde el profesor experimenta lo que enseña.
Algunas personas se lanzan a enseñar, tras un cursillo de fin de semana, enseñan sin vivir profundamente lo que dicen enseñar.
La diferencia entre un maestro y alguien que no lo es resulta obvia: un maestro no explica de memoria las enseñanzas sino que describe lo que vive. Por lo tanto, su enseñanza es real, profunda y viva.
Observa si quien te habla lo hace de memoria o habla desde el corazón. Aunque las palabras pueden ser las mismas, solo cuando salen de la verdadera experiencia están vivas.
Conclusión
Te animo a hacer cursos de autoconocimiento para vivir en plenitud cada día y cada instante. No hay un único curso bueno, ni un único maestro. Muchos son los caminos.  Pero separa el grano de la paja. Te invi-to a usar estos criterios para hacerlo. ¡Buen viaje!

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