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2021, el Año de la reflexión y toma de conciencia

252 BIOCULTURALlega 2021, ante la consternación de todos los ciudadanos del mundo, esta vez sí que la globalización se manifiesta con toda su fuerza. La amenaza Covid-19 se sigue extendiendo, y sus soluciones médico-científicas cada vez se complican más y se alejan de lo que realmente nuestro mundo necesita: una vuelta a la Naturaleza, una vuelta a reconectar-nos con lo que realmente somos, lo que necesitamos y lo que nos necesita.

Son tiempos de reflexión y de reconducir conductas y actitudes, y ahí todos debemos ser cómplices: personas, gobiernos, instituciones, empresas, colectivos…

Nosotros seguiremos poniendo nuestro granito de arena a la gran solución que cada vez es más urgente. Desde hace ya 40 años nos hemos dedicado en la asociación Vida Sana a promover y divulgar la agricultura y la alimentación ecológica.

Desde siempre nos hemos tomado la agricultura y la alimentación como hilo conductor para cambiar el Sistema que estaba claro que nos llevaba al desastre y que, lamentablemente estamos comprobando que está siendo así.
Las reglas del mercado que se han impuesto en relación al alimento lo han convertido en una mercancía de consumo en la que no hay ningún tipo de principio espiritual, moral, ni tan siquiera ético. Y esto hace que los alimentos de hoy se encuentren altamente procesados, contengan productos químicos perjudiciales nocivos, transgénicos, etc. Por supuesto que se debe poder comerciar un alimento, pero deberían existir una serie de límites que hicieran que el consumidor pudiera disfrutar de productos sanos y, al mismo tiempo que haya una clase campesina que se pueda ganar la vida con todo ello. Todo ello dentro de un marco en el que se respeten las reglas del juego ambiental. Pero, si el alimento es considerado solo una mercancía, se convierte automáticamente en un producto para la especulación, y por tanto centro de las desigualdades económicas y políticas a nivel global.

Tenemos el gran reto de defender que el alimento, el aire, el agua no deberían formar parte de los negocios en un mundo civilizado y que deberían de ser contemplados como lo que son: un derecho para todo ser vivo. Aunque hoy por hoy, parece, que para las mentes de este mundo moderno es algo totalmente imposible o inalcanzable.

¿Se nos ha ido de las manos la posibilidad de revertir la situación? Aunque queramos ser positivos, parece que solo una conciencia colectiva de la necesidad de darle la vuelta a todo este embrollo puede salvar el mundo tal y como lo conocemos.

La alimentación sana, es decir los productos ecológicos y locales, nuestro carro de la compra puede ser nuestro voto diario (nuestro carro de combate), no únicamente para cambiar políticas sino también para influir de forma determinante en las formas de producción.251 BIO cartel

Cuando empezamos hace 40 años el movimiento de la producción ecológica, jamás hubiéramos imaginado llegar a donde estamos ahora, un país líder en superficie de producción ecológica, primero en Europa y 4º mundial. Pero tampoco hubiéramos imaginado que una industria alimentaria que en su momento intentó destruirnos, ahora se sume al carro para acaparar un nicho de mercado que aumenta día a día, y que se muestra como tendencia de futuro.

En este momento la práctica totalidad de las grandes empresas multinacionales de la alimentación tienen marcas de productos ecológicos, que si bien, cumplen las normativas al respecto, replican el mismo modelo de negocio que conocen. Es decir control de las producciones, del mercado desde la producción, la implementación de precios, la distribución, e incluso manipulando los deseos de consumo de los consumidores. Ahora todo es eco, todo es sostenible. Hemos pasado de ser 4 hippies iluminados a ser tendencia.

Sigue habiendo un sector militante que no ha perdido los ideales de cómo a través de la agricultura y la alimentación pueden cambiarse las reglas del juego. Podemos devolver la justicia alimentaria, conseguir una soberanía alimentaria, un reparto equitativo de la riqueza, una descentralización, que signifique un cambio real de paradigma. Pero paralelamente hay quien ve en esto solo negocio. Y el futuro pinta señala que seguirán existiendo estas dos vías paralelas. En cualquier caso, consciente o no, interesado solo por lucro económico o no, están trabajando para descontaminar el medio ambiente, las tierras, y también beneficiando nuestra salud.

Sinceramente no era lo que habíamos planeado, ni tan solo imaginado, pero, así las cosas, y gracias a Dios, no dependerá de nosotros el futuro. Lo que sí está claro es que depende exclusivamente de cada uno de nosotros, y sin excusas, el tener la conciencia tranquila.

Nosotros, como especie, hemos perdido el centro, pero éste sigue estando ahí, hay que buscarlo, hay que recuperarlo. Para ello, hay que renunciar a lo que creemos saber, a lo aprendido, a las ideas, y volver a la sabiduría primigenia, a la humildad, y al mismo tiempo sabiendo que el universo también nos necesita. Es decir, somos infinitamente pequeños y al mismo tiempo, como todo en este Universo, totalmente necesarios. Este pensamiento solo es posible desde la humildad más absoluta.

2021 puede ser nuestra última oportunidad para el cambio. Hagámoslo posible.

Angeles Parra. Es presidenta de Asociación Vida Sana, y directora de BioCultura

www.bioculturaon.org