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Entrevista a Josep Mª Fericgla: Pensamiento y Espiritualidad (III)

222 ILUS ENTRE1En los últimos años se están desarrollando nuevas formas terapeúticas que permiten el acceso a la psique profunda, con el objetivo de afrontar problemas de fondo, resultado del desarrollo vital o adicciones. Muchos psicólogos plantean la utilización de nuevos elementos que permitan una apertura más directa del paciente y con unos efectos secundarios muy reducidos. Entre estos nuevos métodos ha vuelto a resurgir en los últimos años el consumo de la ayahuasca con fines exclusivamente terapeúticos. Se trata de un fenómeno global, del que recogemos al final de esta entrevista algunas referencias bibliográficas de primer nivel. Su empleo no está exento de polémica, en la que algunos psicólogos se muestran partidarios y otros inciden en su identificación como una droga de amplio consumo más. Parte de la polémica envuelve también a su comercialización. En este número hemos entrevistado a Josep María Fericgla, Doctor en Antropología Cultural, posiblemente uno de los mayores expertos y conocedores por su investigación antropológica de la ayahuasca. Sus respuestas, científicamente sólidas, no dejarán indiferente.

¿Qué es la Ayahuasca?

La ayahuasca es una mixtura vegetal, de origen amazónico, que se prepara como mínimo con dos vegetales distintos, que entre ellos tienen una sofisticada reacción farmacológica, y que ingerida oralmente produce un efecto muy similar a los sueños naturales. Incluso desde el punto de vista bioquímico y farmacológico tiene elementos en común con nuestras reacciones cuando dormimos y soñamos. Hay una cierta confusión, porque ayahuasca que es un término quechua, se utiliza tanto para uno de los ingredientes necesarios (Banisteriopsis caapi), como para la sopa resultante. En algunas ocasiones he escuchado que es el resultado de quemar una liana, y no es así, en realidad es necesaria la combustión de dos lianas distintas. Tiene otras aplicaciones también, como emplean las poblaciones indígenas de Sudamérica por ejemplo para los eccemas cutáneos. Hay, por ejemplo una etnobotánica brasileña, Vera Floes, que va a viajar al campus que dirijo en Can Benet (Tordera, Barcelona) en junio o julio para impartir un curso, y prepara un conjunto de cremas, que he probado y que son tremendamente eficaces.

¿Por qué crees que supone un aporte terapeútico importante?

Lo que hace la ayahuasca en su aplicación psicoactiva es básicamente dos cosas. Por un lado, “abrir”. Abre la percepción, abre las emociones. Permite que aparezcan experiencias personales que están ocultas por la consciencia por diversos motivos: son dolorosas, vergonzosas, etc. La mayor parte del esfuerzo de un psicoterapeuta consiste en diluir los mecanismos psíquicos de autodefensa y poder llegar al subconsciente del paciente. Con la ayahuasca se facilita esto muchísimo. Aumenta la percepción interior, pero también la exterior ya que se observan algunos aspectos desde una perspectiva que no es la de la vigilia normal. Estamos hablando de un consumo bien realizado. Si se toma de una forma equivocada pues, simplemente, no veremos ni sentiremos nada. No seremos capaces de percibir, por ejemplo, que la realidad es energía y no materia. También abre mucho la intuición. Los pueblos indígenas que la toman desde hace milenios tienen una capacidad para captar la realidad sin que pase por el intelecto. Esta forma de adaptación a su entorno, de conocimiento, asombra profundamente a los occidentales. De hecho, llama la atención su capacidad para prever, para fomentar la toma de decisiones. 

Nuestro sistema de decisiones occidental se basa en la racionalidad (estadística, cálculo de probabilidades). Sin embargo, los pueblos indígenas amazónicos toman sus decisiones—nunca se ha hecho una correcta antropología sobre lo que significa la toma de decisiones desde el punto de vista cultural—, siendo la sopa o ayahuasca un elemento fundamental. Por ejemplo, su capacidad para “abrir” la hace especialmente útil en cuestiones como, por ejemplo, conflictos familiares. Cuando las relaciones han empeorado entre los miembros de manera notable, es frecuente que la máxima autoridad, por ejemplo el padre, decida que se tome ayahuasca al atardecer o anochecer, y con esto se resuelven los problemas, porque ayuda a entender dónde está el foco principal del conflicto. Sobre esta cuestión he trabajado durante mis estancias de investigación y he podido entrevistar a chamanes y a indígenas ancianos.
También es psicointegradora. Vivimos un constante conflicto entre yoes internos, tal como señala la Psicología Analítica. Lo que busca todo ser humano para vivir en paz es la unidad interior, que va más allá de la psique humana. Por eso las grandes religiones conciben a la divinidad como el uno, donde no hay conflictos, y a la vez alberga toda la diversidad. El proceso de individuación en la terminología de Jung, el proceso hacia la no-división, tiene un buen aliado en la ayahuasca. Tras una sesión en la que se emplea ayahuasca, incluso mal llevada por el psicoterapeuta, las personas tienen una sensación de paz interior, de calma, de poderse ver sin malestar anímico, porque ha habido un proceso de psicointegración de opuestos interiores. Permite, en muchas ocasiones, tener una experiencia espiritual por este efecto psicointegrador. Y es este último aspecto el que ha convertido a la ayahuasca en una moda. Las sesiones en las que se toma ayahuasca siempre son en grupo y hay una comunicación anímica muy profunda y fraterna., que suele generar una fuerte empatía, y que te permite abrirte a la persona que tienes al lado, y contarle tu vida sin prisas. 

¿Qué riesgos esconde su consumo? Recientemente se han publicado una serie de trabajos científicos que defienden su uso en psicoterapia y su valor cultural (Cavnar y Labate, 2014), frente a artículos en prensa muy alarmistas sobre su utilización (ABC, 17/03/2018). 

No estoy de acuerdo con el artículo publicado en el ABC. Está lleno de inexactitudes. De hecho, considero que se descontextualizó lo que yo afirmé. La ayahuasca no es alucinógena. Las diferencias entre un alucinógeno y el efecto visionario de la ayahuasca son enormes. No tienen absolutamente nada que ver. Un alucinógeno tiene unos efectos que te desconectan del contexto. Como tales solo existen la ketamina, la hiosciamina y la escopolamina. Con la ayahuasca sabes dónde estás, tienes conciencia de tu cuerpo. Es lo más parecido, tal vez, a soñar voluntariamente. No genera adicción.
En cuanto a los peligros en torno a su consumo, son muy reducidos. Pero hay algunos. En torno a un 1% o menos incluso, podemos situar que la persona sienta de repente cierta ansiedad, o incluso miedo ante espacios internos que la ayahuasca abre, y que pueden coincidir con una baja preparación para afrontarlos. Si la sesión está correctamente dirigida por un psicoterapeuta, esto se disuelve en minutos. En realidad, es mucho más importante quién dirige la sesión y cómo la afronta que quién la toma.
Por otro lado, hay una ligera posibilidad, que no creo que llegue ni al 1 por mil de que haya algún brote psicótico. Pero para que ocurra esto último la persona que lo sufra, ya es psicótica. Es decir, la ayahuasca no produce ni provoca psicopatías. Por ello, las personas que han sido diagnosticadas no deberían tomar ayahuasca. Aunque es cierto, que existen muchas menos de las que los psiquiatras diagnostican. Es muy común hoy en día en cuanto alguien tiene un trastorno psicoafectivo o una pérdida de la realidad, aunque sea temporal, en denominarlo como psicótico. Yo he trabajado con bastantes casos de personas diagnosticadas como psicóticas, que están tomando antipsicóticos desde hace un tiempo, por lo que tienen su vida psicológica y sexual arruinada, y que no eran psicóticos, sino que de manera coyuntural habían sufrido una disociación, cosa que es frecuente, por ejemplo en la adolescencia, y que en vez de recibir apoyo para reconstruir su personalidad, lo que sufren es una proceso de castración psicoquímica. Aunque te he señalado sus peligros, no quiero dejar pasar que la mayor parte de los psicofármacos tienen muchos más efectos secundarios.

¿Por qué crees que ha habido un acercamiento sobre sus propiedades?

Pensemos que al occidental medio, desde hace un siglo y medio se le hundió el edificio espiritual. Y hoy en día las grandes religiones no sirven para ofrecer experiencias místicas, ni son capaces de responder a las grandes preguntas del ser humano, porque ahora necesitamos un proceso experiencial y no dogmático. Por todas estas propiedades que tiene la ayahuasca, permite tener una experiencia numinosa, del numen de pertenecer a una realidad más allá de mi pequeño ego. Es llamativo la consolidación en los últimos 50 años de, por un lado, la experiencia religiosa, y por otro la búsqueda de una determinada forma de espiritualidad. 

222 ILUS ENTRE2Hablas del estilo occidental en el consumo de ayahuasca… ¿a qué te refieres con ello? 

Hay tres grandes estilos de consumo de ayahuasca. Por un lado, está el originario o chamánico. Este sólo se puede dar en las culturas animistas. En occidente no se puede dar este consumo, porque simplemente no somos una cultura chamánica. Lo que determina el consumo es la cultura que lo envuelve. En las culturas chamánicas existe un estilo cognitivo totalmente distinto del occidental. Se mueven por intuición, por sensaciones subliminales, en un mundo lleno de espíritus o seres vivos con voluntad propia, y con el que se está en constante negociación.

A principios del siglo XX, hubo un afrobrasileño, Raimundo Irineu Serra que recorrió la selva amazónica con los militares y allí aprendió a tomar y a preparar la ayahuasca. Cuando salió de la selva tuvo claro que no podía tomarla de acuerdo a una concepción chamánica, ya que su entorno no lo era. De una forma muy inteligente e inspirada, creo un sincretismo religioso, la doctrina del Santo Daime, que hoy tiene más de 30.000 seguidores por todo el mundo. Ésta es la forma de tomarla que podríamos denominar devocional, y que ha originado varias ramas. Con devocional me refiero que se toma la ayahuasca como una forma de aproximación a Dios y a los santos.
La tercera vía, la occidental o contemporánea puede convivir con el uso devocional, aunque mayoritariamente existen otros elementos de partida. No existe una búsqueda de un Dios superior, sino otros condicionantes. La sociedad occidental es una estructura neurótica, en sentido clínico. En términos estrictos un neurótico es alguien que ha perdido el sentido de su vida, que puede reflejarse en diversos planos, desde la percepción de la muerte o incluso en sus extremos, en una parálisis física. Andamos buscando desasosegadamente alguna medicina para la neurosis. Por tanto, la ayahuasca responde a esa búsqueda terapéutica y también a la espiritual.

En los años 90, incidiste mucho sobre este aspecto, en tus trabajos y entrevistas. La neurosis como un elemento explicativo clave de la sociedad occidental. Uno de los aspectos que te llamó la atención fue la cuestión de la conversión de las relaciones sociales en cibernéticas y digitales, ¿sigues pensando que estas nuevas formas de socialización son una forma de desarreglo o deconstrucción social? 

Si no recuerdo mal, en el último informe de la OMS, se calcula que el 25% de la población occidental se encuentra diagnosticada con alguna forma de depresión. Y ese 25%, ascenderá al 40% en los próximos 10 o 15 años. ¿De dónde sale la depresión? Pues, por un lado de la soledad y por otro de la presión social en sentido económico y laboral. Si estos dos elementos son los padres, habría que añadir la base de todo esto, en la que participa activamente la falta de relación íntima entre las personas. No me refiero en términos de pareja o sexo. Si no a la proximidad social con amigos, vecinos. Esto hoy en día ha desaparecido en gran medida. Por otro lado, la tecnología también representa un elemento de presión social, en la necesidad de mantenerse dentro de ella, y en sus elementos consumistas. Creo que la tecnología ha traído tres cosas buenas y diez malas.

¿Cuáles son las zonas en las que has desarrollado tu investigación en Sudamérica y grupos humanos son los que te ayudaron a establecer algunos de tus planteamientos sobre la ayahuasca? 

He hecho trabajo de campo en Colombia, Brasil y Ecuador en las áreas amazónicas. En este último estuve nueve años, viviendo en la selva con el grupo shuar, y con ellos fue con los que pude conseguir el grueso de mis trabajos sobre sistemas chamánicos amazónicos y sobre recetas para preparar la ayahuasca. He reunido más de cuatro mil recetas, con diferentes plantas. De hecho el empleo de Psychotria viridis o Banisteriopsis caapi puede combinarse de muchas maneras. Y de hecho, cuando falta un ingrediente, los amazónicos tienen a mano varios otros para sustituirlos. Pero hay que entender las múltiples formas. Buscando un paralelismo lo podemos encontrar por ejemplo, con nuestra cultura vitícola en la que se producen múltiples tipos de vino. Sería un error considerar que vino solo es el producido por la uva garnacha. En la Amazonía hay una profundidad enorme en el empleo de la ayahuasca. Los antropólogos podemos ver la profundidad histórica de un rasgo cultural a través de su difusión y el surgimiento de variedades. 

Acerca de Josep María Fericgla

Doctor en Antropología cultural, ha sido profesor en varias universidades, entre ellas en la Univ. de Salamanca y la de Barcelona Ha recibido numerosos premios por su investigación etnográfica. Es autor de numerosos trabajos científicos, entre los que destacan, Los chamanismos a revisión. De la vía del éxtasis al Internet (Kairós, 2000); Los jíbaros, cazadores de sueños (La Liebre de Marzo, 2015), o su más reciente Ayahuasca, la realidad detrás de la realidad (Kairós, 2018). Sus estancias de investigación en Latinoamérica a lo largo de la década de los 90, y comienzo de este siglo, le han hecho convertirse en uno de los mayores expertos mundiales sobre la ayahuasca y su trascendencia cultural. Desde el año 2012 dirige la Fundación Josep María Fericgla, una institución sin ánimo de lucro que busca la consolidación de estudios científicos en torno a la Etnopsicología aplicada y al desarrollo armónico del ser humano. Una parte importanfe de la actividad de la Fundación se desarrolla en las instalaciones de Can Benet Vives en Tordera, Barcelona.

Cavnar, C., & Labate, B. C. (2014). The therapeutic use of ayahuasca (1st ed.). Berlin, Heidelberg: Springer.
Labate, B. C.; Cavnar, C. y Gearin A. K. (eds.) (2017). The World Ayahuasca Diaspora Reinventions and Controversies. Oxford: Routledge.

Entrevista: Manuel Castro Priego

 

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