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Musicoterapía. Sanar con arte

244 MUSICOTEAfortunadamente la musicoterapia hoy en día goza de buena salud. Se utiliza como servicio de apoyo a personas con discapacidad, a enfermos y servicios paliativos, en centros de asistencia y hospitales. Pero, sobre todo, en tratamientos con niños y adolescentes con síntomas de autismo, así como todo tipo de enfermedades mentales.

 

Hoy nos vamos adentrar en el sonido sanador de la mano del musicoterapeuta, José Manuel Pagán. Nacido en una familia de músicos, pronto ejerció la profesión familiar, y tocó con grupos como La Orquestar Platería, Gato Pérez o Sisa. Después, compuso música para cine donde llegó a recibir un premio Goya por la banda sonora de la película Pan Neri.
Un poco decepcionado con su profesión, se formó como musicoterapeuta y hoy en día ejerce en seis centros con diferentes colectivos de discapacitados en el área de Barcelona. Hoy vamos a conocer su labor un poco mas.

 

¿Con qué tipo de personas has visto que tiene más efecto la musicoterapia?
En general se trata de una técnica que es útil en multitud de discapacidades y trastornos mentales. Trabajo mucho con niños con serias discapacidades como el autismo o parálisis cerebral. También con personas con alzhéimer –dirijo corales de personas con este problema– y con enfermedades mentales y neurodegenerativas. Para todas estas enfermedades puedo garantizar que la musicoterapia es una herramienta maravillosa, que da resultados sorprendentes y sobre todo, llega donde no lo hace la medicina convencional.

¿Cuáles son las propiedades que ha de tener un instrumento para que funcione en musicoterapia?
El instrumento es muy importante. Es el portador del mensaje sanador que el terapeuta quiere transmitir al enfermo. Por ello, la principal virtud que debe cumplir un instrumento es que su sonido sea en sí mismo sanador. Es decir, que tenga inmediatamente una injerencia en el cuerpo del paciente, que sienta su vibración y quede atraído por ella de forma instantánea.

¿Y tu instrumento favorito cual sería?
Seguramente cada terapeuta te diría el suyo. En mi caso te puedo decir, sin ningún género de dudas, que es el Tambor Chamánico. Su sonido es tan bello que consigue fácilmente atraer a los niños con mayores deficiencias, todos quieren tocarlo y el sonido rítmico actúa como motor de las sesiones.

¿Cómo hay que acercar la música a estas personas, ¿como un divertimento, algo diferente, un arte?
Lo primero es utilizar la música como un elemento de creatividad y que sea simultáneamente participativo. Yo toco la guitarra o el acordeón, por ejemplo, y entre todos vamos dando forma a canciones o temas en donde todos participan y se integran.

224 ILUS CHEMA web¿Utilizas también la sonoterapia verdad?
Sí desde luego, pero la sonoterapia llega al paciente de una forma más receptiva que dinámica. Aquí la vibración es lo más importante, creando todo un mundo de sonoridades. El sonido de los cuencos tibetanos o los gongs, por ejemplo, va penetrando profundamente en el cuerpo del paciente. Las células se van alimentando de esa sustancia hasta que acaban llenas, como una planta que acabas de regar con agua limpia.

A priori, la percusión parece agrupar y entablar canales afectivos entre personas. ¿Lo has experimentado? ¿Tienes algún ejemplo?
La percusión es lo más básico y esencial de la música. Es donde mostramos nuestra parte más íntima, instintiva y ancestral. El compás nos dice que todos estamos hechos de lo mismo: de carne y de sueños. Por ello, en las sesiones rítmicas, los pacientes sienten fundamentalmente una sensación de unidad y, al finalizar, parece que han realizado un viaje todos juntos.

Hay sonidos que, aunque no curen, calman, ayudan a soportar el dolor o la enfermedad.
En efecto, hay sonidos armónicos que están pensados para ayudar. En occidente es un erial en cuanto a que no hay músicas hechas para sanar. Otras culturas, como las orientales, se han preocupado de que haya sonidos que ayuden a la salud: Flautas nativas, cuencos tibetanos, sánasulas, tambor chamánico, Ney sufí…. Son sonidos que hacen crecer la armonía en el cuerpo, lo cual hará sentirse mejor y aplacar el dolor.

Se ha oído hablar mucho de tu trabajo con “LA ORQUESTRA DE LA BONA SORT”. Cuéntanos la experiencia con estas personas.
Es una orquesta de rock formada por personas con problemas mentales, concretamente esquizofrenia paranoide, una enfermedad gravísima. Empezamos hace 15 años en un centro con una persona que tocaba la batería. Se fueron uniendo pacientes y formamos un grupo estable con el que tocamos por toda Cataluña, ¡incluso hemos tocado en Berlín!
Esta orquesta ha demostrado de lo que son capaces de hacer personas con este tipo de enfermedades mentales. Y lo más importante, ha dado pruebas de que la música puede ser un canal sano para que muchas personas logren comunicarse con el exterior.

¿Quieres aportar algo más a esta entrevista?
Me gustaría animar a las personas que viajan a lugares lejanos en busca de instrumentos sanadores, que sigan haciéndolo. Su labor es muy importante, ya que nos proporcionan las herramientas para ayudar a estos colectivos tan sensibles.

Chema Pascual

 

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