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Los cuencos cantores: mitos y leyendas

233 ILUS CHEMAw

En tierras de Oriente la historia no se escribe, sino que se cuenta. Y no lo hace con la precisión que se utiliza en Occidente para narrar sucesos históricos. La leyenda que afirma que los cuencos tibetanos han de tener una aleación de siete metales, sigue siendo usada por la mayoría de los vendedores de cuencos en los países de origen, y por tanto repetida con igual vehemencia en las tiendas y mercados de Occidente, a pesar de que sea falsa en la mayoría de los casos.
Los cuencos antiguos que hoy pueblan los hogares de occidente no son la mayoría de ellos ni tibetanos, ni constan de los metales que se asignan a cada uno de los astros de nuestro sistema solar. Sabemos que tienen el cobre y el estaño como la base del bronce acústico que se precisa en su aleación, generalmente B25 –cuatro partes de cobre y una de estaño-. Sabemos también que muchos de estos cuencos iban a decorar las vitrinas de casas pudientes y monasterios budistas, lo que implicaba que podían añadirse elementos como plata y oro para dar más lustre a la pieza y por ende, añadir más brillo al sonido resultante. Y sabemos también que algunos de estos cuencos antiguos formarían parte de la colección de algunos maestros de sonido que habitaban en monasterios y viejas aldeas del Himalaya. Para estos cuencos sí que se precisaba añadir a la composición B25 pequeñas partes de níquel, plata y posiblemente oro, pero desdeñaban en la alquimia de la mezcla, metales como el hierro ,que no aportaba nada al sonido, o el mercurio, que podría resultar tóxico ya que como sabemos, los cuencos se usaban también para comer. Por no hablar del plomo, que amortajaba directamente el sonido.
Hemos de tomar las leyendas como formas mitológicas de contar una historia que nunca ha sido escrita, que no busca tanto la verdad como la exaltación de una circunstancia o hecho.
ESCASEZ DE CUENCOS ANTIGUOS
Lamentablemente los cuencos antiguos están en fase de extinción. Los cuencos Ulti por ejemplo, uno de los más solicitados por su sonido grave y cavernoso, ha desaparecido prácticamente del mercado.
El cuenco Linga, llamado así por tener una protuberancia en su centro, destacaba por el sonido límpido y sutil que surgía al friccionar la baqueta por el borde del cuenco. Las piezas que he encontrado en los últimos años, tienen unos precios desorbitados y su calidad no está en absoluto acorde con lo que se paga por ellos.
Otros cuencos antiguos, como los Jambati del Himalaya, son muy escasos. Tienen la particularidad de ser grandes y no muy pesados, lo que les hacía ser muy útiles para su uso terapéutico.
LEYENDAS PARA TODOS LOS GUSTOS
Llevo años diciendo a mis clientes que los cuencos antiguos que traigo no creo que tengan siete metales. Igual que advierto que la mayoría de ellos, tanto los nuevos como los antiguos, proceden de India, y no de Tíbet ni de Nepal. También les digo que un cuenco lo único que precisa es un buen maestro artesano y una aleación acertada en proporciones.
Pienso que el mejor cuenco que existe ahora en el mercado es el cuenco Maitreya. ¿Por qué? Porque está hecho con el único fin de que suene bien. Grandes artesanos del metal y del sonido han conseguido un cuenco bello y proporcionado en sus formas; un sonido riquísimo en armónicos que flota en el espacio durante un largo periodo de tiempo. Se templan en Nepal y no es barato, pero al menos se oye la diferencia. No es de extrañar que un maestro del sonido como Peter Hess, haya estado detrás de este proyecto.
Existen ahora cuencos que están muy solicitados por su aditivo mágico, mítico o esotérico. El más conocido es el llamado FULL MOON. Se trata de un cuenco nuevo, elaborado en el valle de Katmandú, Nepal, que según explica su constructor, se hace en noche de luna llena, absorbiendo así su energía en la estructura molecular del cuenco y dotarlo de un poder femenino y sanador.
Por un lado, es imposible saber si es cierto o no este argumento. Por otro, estuve probando bastantes para poder incorporarlos a nuestro catálogo, pero después de muchas vueltas, compré tan sólo dos a un precio, cómo no, elevado. Mi conclusión: hay leyenda, su precio es caro y su calidad muy normal.
Creo que la técnica que se ha de emplear a la hora de escoger un cuenco es tener donde escoger, observar las diferencias entre unos modelos y otros, que sea fácil de tocar y sobre todo, que su sonido nos encandile. Es decir, usemos la intuición. De esta forma nos aportará calma y abrirá un espacio de vacío en la mente donde la espiritualidad logre expandirse. El resto, lo pones tú.

Chema Pascual 

COLABORADORES Revista Verdemente