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El MAGO DE OZ como viaje de Autodescubrimiento

209 VELOSO

 

Todos hemos visto esta película de Judy Garland (1939), llena de colores, canciones, bailes, y personajes de cuentos de hadas, como el espantapájaros, el hombre de hojalata, el león, la bruja mala del oeste, etc. Sin embargo, la mayoría la recordamos como una simple película dirigida a los niños, infantil y sin importancia.
Cuando nos adentramos en el mundo de nuestra psique, de nuestra forma de entender la vida, descubrimos que toda película o novela, por ser una expresión de nuestro propio modo de vivenciar las cosas, resulta que contiene en sus personajes, en sus acontecimientos, todo lo que nos sucede y nos compone pero re-presentado allí afuera, en la pantalla, por lo que resulta muy útil aprender a decodificar el lenguaje que esas obras artísticas utilizan, y, así poder llegar a entendernos mejor.

En el mago de Oz encontramos a una jovencita inquieta llamada Dorothy, que vive con sus tíos (es huérfana) en una humilde granja en Kansas, una zona rural de los EEUU. Vemos que es muy vehemente y locuaz emocionalmente, y que habla sin parar y sin oír ni interesarse por lo que otros tengan para contar acerca de ellos mismos. A ella le preocupa que la vecina (la Sra. Gulch), la haya amenazado con quitarle a su querido perro Totó.
Vemos así que ella es lo que Jung llamaría “sentimiento extrovertido”, es decir, aquel que expresa constantemente lo que siente, sin detenerse a escuchar lo que otros sienten o a reflexionar siquiera lo que él mismo siente. Toda actitud posee su contrario, su “sombra”, la cual trae problemas a nuestra vida hasta que finalmente decidimos integrarla. Así Dorothy encuentra en su tía Emma, en la Sra. Gulch, y, posteriormente en el árbol frutal que la agredirá, en el hombre de hojalata, y en los zapatos color rojo rubí, aquello que tanto rechaza por ser su opuesto: el “sentimiento introvertido”, es decir, el sentir y reflexionar, pero no expresar lo que se siente.

Así su viaje comenzará (como el de todos nosotros) intentando huir de lo que tanto problema le causa (representado por su tía y la Sra. Gulch). El detonante es su perro Totó, que encarna al bufón, a esa energía que nos mete en problemas y que, más adelante, en retrospectiva, descubrimos que es lo que nos ha echado una mano en nuestro crecimiento.

Ella huye de casa, encuentra a un profesor charlatán (quien luego será el mago de Oz), el cual es la sombra de la energía inferior (inconsciente) de Dorothy: el pensamiento, al que ella debe todavía desarrollar, ya que lo tiene en un estado primario todavía (el espantapájaros), por lo que rechaza al profesor charlatán, e intenta regresar a casa con su tía, pero ya no es posible, ya que cuando uno da un paso (o la vida lo hace por nosotros) para comenzar el viaje, ya no hay retorno posible, de forma que un ciclón eleva su casa por los aires y cae finalmente en el reino mágico de Oz, justo sobre la bruja mala del este, matándola.

Allí aparece Glinda, la bruja buena del norte, quien representa la intuición introvertida (otra de nuestras energías internas, las restantes son: pensamiento, sentimiento y sensación), lo que implica que ve cosas pero no las cuenta. Ella le da los zapatos color rojo rubí de la bruja mala a Dorothy, los cuales representan el “Maná”, el cual, según Jung es lo que recibimos cuando aquél o aquella que encarnaba a nuestra sombra, desaparece de nuestra vida por alguna razón Así, por el tiempo en que esa sombra no se deposite en nadie más (o mejor, se integre en nosotros), la conservamos en nosotros y nos apareja gran inquietud. Dorothy no sabe para qué sirven los zapatos (lo entenderá al final de le película).

Inicia su camino así, hacia el palacio del Mago de Oz (el pensamiento extrovertido), el cual encarna a la sombra que su pensamiento rudimentario necesita incluir. En el camino se topa con el espantapájaros, quien representa su pensamiento introvertido, y, por supuesto, con la bruja mala del oeste una y otra vez, ya que ella es la sombra de la intuición introvertida de Dorothy (expresada por Glinda, la bruja buena), y más adelante por el árbol frutal y el hombre de hojalata, quienes encarnan a la sombra de su sentimiento extrovertido, la cual se le aparece una y otra vez también (la sombra siempre lo hace en nuestra vida), hasta que ella finalmente pueda incorporarla, para lo cual deberá interaccionar con lo que no le gusta hasta descubrir que son aspectos olvidados de ella misma (eso nos ocurre todo el tiempo). También encontrará al león, que es la sensación extrovertida.
Así continuará la historia, con Totó y la bruja buena como catalizadores de sucesos (siempre tenemos energías auxiliares que detonan situaciones de crecimiento), los que a su vez también deberán integrar a sus respectivas sombras: la bruja mala y el león miedoso.
Finalmente mata a la bruja mojándola y al mago de Oz desmitificándolo, con lo que todo lo que parecía terrible, ahora se ve como una tontería (así lo vivimos también nosotros cada vez que integramos una parte de nuestra sombra).
El mago, ahora un hombre agradable le propone regresar a Kansas (nuestra vida cotidiana) con él en un globo aerostático, pero eso supone no incorporar la sombra de su sentimiento, la cual ahora reside simbólicamente en sus zapatos rojos, así que, Totó vuelve a ayudarla (él fue quién desenmascaró al mago), obligándola a saltar del globo antes de que despegue, con lo que se ve obligada a, por revelación de Glinda, golpear tres veces sus tobillos y decir: “No hay lugar como el Hogar”, con lo cual regresa a casa con su tía Emma, su tío Henry, sus amigos de la granja, etc... pero ahora viéndolos de otra manera, ahora habiéndolos reconocido, ya no como extraños molestos, invasivos o agresivos, sino como a aspectos de ella misma, con los que ahora se relaciona de manera armoniosa en su interior, y, por lo tanto en el exterior también.
Podemos aprovechar el comienzo de este nuevo año, y animarnos a realizar un viaje iniciático, transformador, como el de Dorothy en nuestra vida, contando siempre con la ayuda de personas, actitudes o situaciones que catalizan esta maravillosa posibilidad, sabiendo que, si lo hacemos con la actitud correcta, regresaremos siendo personas mucho más integrales, armoniosas y felices…

!!!Anímate a viajar al maravilloso reino de Oz!!!

 

COLABORADORES Revista Verdemente