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Entrevista a Loto Vázquez

226 ILUS ENTREV1wLa autoayuda y las diversas técnicas de orientación, apoyo y focalización de los objetivos vitales desde una perspectiva de plenitud, ha caracterizado gran parte de los elementos centrales de las terapias motivadoras o coaching, que vienen impartiéndose en los últimos quince años. Su crecimiento ha sido imparable, y supone un elemento heterogéneo que aúna principios de psicología, tendencias corporales y mentales, con técnicas psicológicas desarrolladas dentro del mundo empresarial. Uno de los elementos centrales que han tendido a ocupar ha sido las redes sociales y el entorno digital, como una realidad de acceso directo al individuo. En esta entrevista, presentamos una de las iniciativas más conocidas de conexión entre autoayuda, gestión de la personalidad y redes sociales.

Defiendes un método, que te ha hecho muy popular en redes sociales, y que describes en tus libros como “La Felicidad fácil” y que has categorizado en tus talleres también en cuatro tipos dentro de tu actividad como coach. En ellos subrayas el concepto de “dejar de luchar contra la vida”… 

Sí, concibo la felicidad como una realidad que es posible alcanzar, pero que en muchas ocasiones está sueta a unos condicionantes que nos alejan de su búsquda. Bien, por el peso de la vida diaria, bien por la comodidad…es lo que categorizo con los conceptos que intento que sean fácilmente asimilables del “hippy soñador” y “el ejecutivo estresado”. En el primer caso, es alguien que sueña con una vida y relaciones maravillosas, pero no hace nada consistente para llevarlo a cabo. En el segundo tipo, es alguien muy determinado a tomar acción, pero no lo hace desde una posición de bienestar, sino que lo hace con la mentira que se construye a sí mismo, y que le hace autoconvencerse que haciendo un enorme número de cosas conseguirá la felicidad a través del éxito que busca.  

Pero, ¿Qué es la felicidad en tu planteamiento general, cómo podríamos definirla de una manera directa?

Bueno, sin extenderme demasiado, considero que la felicidad es aquel lugar de bienestar y plenitud que nos permite acceder a todo el talento que llevamos en nuestro interior. Creo, que arquetípicamente lo defino bajo el concepto de “adulto-bebé”, que es el que desde una actitud proactiva, busca esa felicidad, aunque respetando a su entorno y todo aquello que forma parte de su vida.  

Pero…¿cómo se consigue esa felicidad de partida? 

En realidad, bajo el concepto que suelo manejar en mis talleres de coaching de “fluir con la vida”. Dejarse llevar, que no significa una actitud resignada. No estamos en eso. Se trata de fluir pero, al mismo tiempo ser apasionado e imparable o muy constante con lo que quieres. Consiste en encontrar, a partir de situaciones de partida de dificultad, vías fáciles para afrontar la vida, para fluir. Esto obliga en el fondo a no detenerme, ocurra lo que ocurra.

En los últimos tiempos en tus talleres y en tu actividad formativa está poniendo el foco en la cuestión tan compleja y con tantas aristas de las Redes Sociales...

 Las Redes Sociales están destrozando la comunicación humana, al menos como la conocíamos hasta hace unos años. Tanto si las disfrutamos o nos entretienen como si nos parecen una expresión de ruido y des-comunicación característicos de hoy, aquí están. Puedes elegir rebelarte y obviarlas, y está bien…, aun así millones de personas las usan cada día. Hasta donde yo alcanzo a ver, la capacidad de influir, o el poder, o el dinero, o la fuerza física, al igual que nuestro acceso a las redes sociales... no son en sí buenas ni tampoco malas. Más bien, como potencial que son, nos muestran, quizá de manera mucho más tangible, “dónde” estamos, “cuáles son nuestros hábitos conscientes e inconscientes” y si estos están o no alineados con nuestra felicidad, nuestra salud y la del planeta que compartimos.

Porque un porcentaje minoritario pero creciente de la humanidad, ya no toleramos bien -quizá como el gluten- el desgastarnos en comunicaciones donde sean habituales y normales la crítica, la queja, el victimismo u otras expresiones de negatividad que nos debilitan y propician nuestro desequilibrio emocional, mental, espiritual y físico.

Incluso si este porcentaje fuera sólo el 5%, estaríamos hablando de más de 150 millones de personas entre los usuarios registrados en redes sociales en enero de 2018. Hablaríamos de 150 millones de usuarios que apreciamos y elegimos acceder al potencial que las redes sociales nos ofrecen, pero que además elegimos la felicidad, el bienestar y el crecimiento interno como alternativa al intento infructuoso de que la queja acerca de nosotros y del mundo nos lleve a sentirnos satisfechos con nuestras vidas. 

¿Qué es Hawimi, tu último proyecto? 

 Hawimi, es la plataforma global de las personas y las organizaciones happycéntricas, que comenzó a gestarse hace tres años. Ya disponemos de un equipo creciente, con una versión beta ya disponible (www.hawimi.com) y con cada vez más usuarios y apoyo para hacer de este sueño una realidad.

Lo que yo propongo en mis libros, desde al menos 52 perspectivas, es que la clave para la felicidad y el éxito es “no luchar contra nada”, sino “darlo todo” en la dirección de lo que más queremos. En este sentido, mi apuesta es hacer un uso de las redes desde la bondad, el enfoque en el amor, la realización, la felicidad, desde el discernimiento… En Hawimi creemos que ser radicales en nuestras acciones es crucial: por eso mantenemos una actitud de respeto y amor, aportando lo mejor de nosotros, lo más amoroso y coherente con nuestro deseo de felicidad y realización creciente, en cada una de las redes que usamos, y además hemos creado una red solo para personas happycéntricas.
Por eso llegó Hawimi, porque un porcentaje minoritario pero creciente de la humanidad, ya no toleramos bien -quizá como el gluten- el desgastarnos en comunicaciones donde sean habituales y normales la crítica, la queja, el victimismo u otras expresiones de negatividad que nos debilitan y propician nuestro desequilibrio emocional, mental, espiritual y físico. ¿Te imaginas, un mundo donde cada ser humano fuera tan feliz cómo quiere ser, desde que se levanta hasta que se acuesta?  Ese es para mí un mundo happycéntrico, esa es mi visión y mi misión es posibilitar que esto ocurra antes de que yo muera, y si no, morir con una sonrisa de oreja a oreja porque he hecho todo lo que podía.  

¿Pero este concepto de lo happycéntrico no tiene algo de marketing?

 No estoy de acuerdo. En mi caso es fruto de una experiencia personal, durante mi adolescencia.

Tenía solo trece años cuando me fumé mi primer porro de marihuana y me emborraché por primera vez. Tenía sólo 13 años: mi cuerpo y cerebro eran muy pequeños..., pero lo malo, lo realmente duro de esa situación, no estaba en el porro ni en la borrachera, sino en lo que propició esto. Como lo veo actualmente, lo que hubo detrás era que desde hacía algo más de un año, los adultos a mi alrededor (mi madre, sus amigos, mis profesores) aun siendo personas abiertas de mente, parecían demandarme que, sin prisa pero sin pausa, me convirtiera en uno de ellos. Incluso ahora, cuando te lo estoy contando, se me estruja el pecho y aparece un nudo en mi garganta. Los adultos que yo conocía vivían en un mundo gris, quizás sólo el quince o veinte por ciento de su tiempo en un mundo de felicidad y color. Esto parecía terrorífico: yo quería seguir viviendo en mi mundo de colores, donde los momentos de angustia y preocupación fueran como mucho puntuales.
Seguí drogándome cada vez más, faltando al respeto a mis profesores, cada vez más; sacando malas notas cada vez más; discutiendo, peleándome con mi madre cada vez más… Para cuando cumplí dieciséis, mi madre ya no sabía qué hacer conmigo y me envió con mi padre, a Córdoba (Argentina)... Él vivía en una comunidad terapéutica, de crecimiento personal y espiritual, “happycéntrica”.
Una semana después de estar allí, me había relajado mucho: la rebeldía, la necesidad de sacudir el mundo a mi alrededor, se había tranquilizado, distendido… y en una conversación casual (nada maravilloso o extraordinario en ella), de repente tuve lo que en psicología, Abraham Maslow -el psicólogo más conocido por la pirámide de Maslow- acuñó como experiencia cumbre: una experiencia de pura positividad donde el presente es tan pleno, que no hay deseo ni intento de cambiarlo, de irse al pasado ni al futuro, “todo está bien”...
Lo experimenté como una oleada de bienestar tangible que se movía dentro de mí. En ese momento, dentro de mi mente, ocurrieron cuatro cosas con mucha rapidez.
Primero, recordé que cuando era un niño pequeño, esa era mi experiencia frecuente y cotidiana; segundo, se me ocurrió que si estaba experimentando eso en aquel instante, sin que nada hubiera cambiado afuera, quizá yo podría experimentarlo aunque la sociedad siguiera sin tener sentido para mí. Tercero, si era posible que esa experiencia fuera permanente iba a hacer todo lo posible para lograrlo. Cuarto, si lo lograba, se lo iba a explicar a tantas personas como pudiera.
En ese momento, empezó mi Búsqueda: búsqueda de sentido, verdad, amor sin condiciones, búsqueda de bienestar permanente y, a los veintidós años, cuando me canse de Buscar, ¡Encontré! Encontré una herramienta de meditación que me permitía experimentar bienestar a cada instante, cada vez que me acordaba, con facilidad, sin esfuerzo y sin lucha. Pocas semanas después, me di cuenta de que ya no Buscaba, de que estaba Encontrando…, apenas unos meses después, decidí formarme para poder entrenar en esa misma práctica a otras personas y desde incluso antes estuve dando conferencias y cursos. Hace más de una década que estoy enseñando a otras personas a ser más felices... Pero mi decisión y mi deseo de llegar a al máximo de personas, nunca paró de crecer..., lo cual me llevó a emprender, a centrarme en cómo lograrlo. Unido a eso está este proyecto que te comento de Hawimi.

¿Pero en qué se diferencia esta red de otras? ¿Por qué deberíamos conectarnos? 

Tiene elementos comunes con otras redes, posiblemente con Badoo en el sentido de la manera o posibilidad de conocer gente afín. También con Facebook o Linkedin, pero lo que la hace diferente es que el objetivo central es la conexión de gente que focaliza su vida en el bienestar, y de manera concreta en ese concepto de búsqueda de la felicidad de la armonía con su entorno.
En cuanto a la historia de cómo surgió el proyecto, cuando estaba terminando el primer libro y quería aprender a llevar su mensaje al máximo de personas, me concedieron una beca en un curso superior de emprendeduría de la universidad de Barcelona. En la tercera clase de ese curso de seis meses recibí una formación crucial. Xavier Creus, nos expuso los frutos de su investigación sobre cuáles eran los cinco denominadores comunes de las cincuenta empresas de más rápido crecimiento de la última década: Facebook, Twitter, Linkedin, Uber…, que estaban explosionando y creciendo como la espuma. Todas ellas operaban a través de internet y todas ellas funcionaban en smartphones: yo ya tenía mi web y se adaptaba al formato móvil; y todas ellas en vez de ser un proveedor de servicios unidireccional, eran ‘plataformas’ que ponían en contacto a cientos, miles o millones de usuarios que ofrecían y recibían servicios los unos de los otros.
En ese momento, la bombilla se encendió. Me di cuenta de que por mucho que a mí me gustara ser el protagonista de mi empresa y mi mensaje, si realmente quería llegar al máximo de personas e, intentar al menos, llegar al cien por cien de la humanidad, tenía que crear una plataforma, la plataforma global happycéntrica, que pusiera en contacto a todas las personas y organizaciones que más recursos invierten en aumentar y mantener su felicidad.

Acerca de Loto Vázquez

Loto Vázquez es un conocido coach. Su programa formativo más conocido es el denominado “Imparable como el río”. Ha fundado “La Red Global de las personas Happycéntricas” (www.hawimi.com), el autor del libro “¡La Felicidad es Fácil!” (Sumatra Ediciones) y “Happiness Gym”. Es también el creador del programa de autotransformación “Imparable como el Río”. Ha impartido conferencias y programas en más de 10 países en 3 continentes.

Más información en www.lotovazquez.com o www.hawimi.com.

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