Buscar

Entrevista a Juan Manzanera. Mente, Sufrimiento y Felicidad en los tiempos del COVID-19

244 ENTRE1Hace un año tuvimos la oportunidad de entrevistar a Juan Manzanera en una amplia reflexión en torno a la mente y la salud de ésta. En ese momento situamos el debate en torno al binomio arquetípico de nuestra actual sociedad: felicidad/sufrimiento y las posibilidades de desarrollo y crecimiento personal e individual en ese contexto. A esas variables sobre las que estuvimos dialogando, se ha producido una situación absolutamente nueva para nuestra sociedad, como es el impacto de la situación pandémica que vivimos, resultado de la expansión del virus COVID-19. Creemos que nos enfrentamos a una realidad nueva, diversa y que también tiene una repercusión directa sobre nuestro estado mental. Sobre todo ello reflexionamos en estos días difíciles, aunque con una clara focalización en un futuro que con total seguridad llegará.

¿Cuáles son los riesgos actuales a los que se enfrenta nuestra mente?

Hoy día, una de las cosas más difíciles de manejar es el exceso de estímulos y la abundancia de información. Tenemos acceso a cualquier cosa, también en el mundo espiritual, y es muy fácil encontrar algo interesante que nos entretenga. Esto hace que en lugar de profundizar y aprender, nos dediquemos a consumir experiencias, ideas, curiosidades, etc. Sucede también en el campo de la espiritualidad y el crecimiento personal. Como consecuencia de tener tanta información mucha gente sólo se dedica a conocer métodos, talleres, ideas o incluso maestros y se olvida de hacer un proceso de aprendizaje e integración. A muchas personas les produce una gran ansiedad estar sin hacer nada, y mucho más estar consigo mismos. Es tremendo ver que en la sociedad actual los estados adictivos están empezando a percibirse como algo normal. Esto es un problema a la hora de encontrar serenidad y satisfacción en la vida.

¿Es la búsqueda de una “felicidad” muy basada en la acumulación y en lo material es el talón de Aquiles de nuestra mente?

Estamos siempre tratando de evitar el sufrimiento. Aunque deseemos bienestar, la mayoría de las veces buscamos evitar sentirnos mal, y a eso le llamamos buscar la felicidad. Sin embargo, no poseemos la suficiente lucidez para ver dónde se halla esa felicidad. Nos dejamos llevar por la inercia y nos dedicamos a tener cosas, y a buscar éxito, reconocimiento, ganancias, etc. Ahora bien, no nos damos cuenta de que en realidad no lo hacemos para ser felices sino para encontrar seguridad y creer que controlamos nuestra vida. De modo que estas actitudes vienen más del miedo y la inseguridad que de un deseo de ser felices. La enseñanza espiritual nos explica que hacer esto tiene muchas probabilidades de fracaso, porque la vida es incertidumbre, insatisfacción y hay muchas cosas que no dependen de nosotros. Nos dicen que la felicidad se haya en cultivar la mente y desarrollar cualidades. Si tuviéramos más claridad y nos detuviéramos a pensar en lo que realmente queremos, enfocaríamos la vida de otra manera.

¿Qué es el sufrimiento, en su contexto contemporáneo? 

El verdadero sufrimiento viene de la forma en que afrontamos la vida. Aunque parezca extraño, no son las cosas que nos suceden sino el modo en que las vivimos. Una de las cosas más significativas hoy en día es que hay una mayor incapacidad de tolerar las dificultades normales. Por un lado, el mensaje que impregna la sociedad es ser positivo, asertivo, creer en uno mismo, valorarse, etc., y todo esto es importante. Sin embargo, nos estamos olvidando de que la otra cara también es esencial. También necesitamos saber vivir con serenidad los conflictos, como la inseguridad, la pérdida, la frustración, las decepciones, la incertidumbre, etc. Es preciso contar con ello como parte de la vida. En la vida hay felicidad y sufrimiento, las dos cosas vienen juntas, no podemos pretender vivir sólo en uno de los polos, eso no existe para nadie.

¿Qué deberíamos entender por crecimiento “positivo”?

Crecer y evolucionar, tiene que ver, entre otras cosas, con la capacidad de trascender el punto de vista egocéntrico. Una parte esencial de eso es saber situarse en la perspectiva de los demás, y avanzar hasta ser capaz de ver las situaciones con un enfoque global. Esto implica muchas cosas como, dejar de vivir el yo personal como algo rígido, coherente y central; y empezar a vivirlo más flexible, complejo y formando parte de algo más grande. Por ejemplo, una persona inmadura suele echar la culpa a los demás de sus problemas, mientras que alguien más evolucionado reconoce múltiples causas y condiciones que han conducido a la situación. En gran parte el desarrollo adulto está correlacionado con alcanzar un mayor nivel de amor y compasión, por esto se habla de crecimiento positivo. Puede entenderse como un desarrollo que empieza como puro egoísmo en los estadios menos evolucionados. Luego, viene aprecio hacia algunas personas por mera conveniencia; después, hay amor pero sólo hacia quienes tienen los mismos credos y valores; más adelante, se ama a cualquier persona independientemente de su ideología, género, raza, clase, etc., y finalmente el amor se derrama hacia cualquier ser por el hecho de existir. El crecimiento incluye poseer cualidades y virtudes como la ecuanimidad, la gratitud, el regocijo, el amor, la compasión, la generosidad, la paciencia, etc.

¿Existen formas de crecimiento “negativo”? 

A veces se producen regresiones a estados inferiores. De hecho es muy común. En situaciones de mucha tensión y estrés, o cuando estamos en un momento difícil que dura demasiado, algunas personas vuelven a actitudes más infantiles y cerradas. Mas que crecimiento es una forma de involución. También es posible quedarse atrapado en un estado negativo que lleva a una situación cada vez más autodestructiva y paralizante. Nuestra mente funciona por medio de tendencias, de modo que cuando uno cae en estados negativos como el resentimiento, los celos y demás, es fácil que se conviertan en una tendencia mental dañina, y encontrarnos sin fuerzas para vencerla. Estos estados coinciden con un incremento en la angustia vital y el malestar interno. Sólo si la persona toma verdadera conciencia del sufrimiento que está experimentando puede encontrar la fuerza para retomar de nuevo el camino hacia su evolución.

244 ILUS ENTRE2w¿Es el victimismo un claro ejemplo de regresión frente a lo opuesto que significa el crecimiento?

Cuando uno siente que no tiene ningún poder sobre una situación puede acabar atrapado en el victimismo. La víctima se identifica con un yo incapaz e indefenso, de modo que sin darse cuenta se rinde y abandona la posibilidad de evolucionar. Mas que regresión es un estancamiento en el crecimiento. La actitud opuesta viene de la decisión de aprender algo. Dejamos el victimismo cuando experimentar una dificultad se convierte en material con el que aprender, por ejemplo, cultivar alguna cualidad o despertar más sabiduría. La actitud de víctima es quedarse paralizado y aprisionado en un rol. Hay quienes lo usan para conseguir controlar a los demás o para hacerles sentir culpables, y a menudo lo consiguen, pero no se dan cuenta de que ellos mismos también quedan atrapados. El victimismo sólo nos lleva a experimentar lo mismo una y otra vez con diferentes personas. No avanzamos hasta que dejamos el papel de víctimas y asumimos nuestra parte de responsabilidad.

Sin embargo, la tendencia social e individual no parece orientada a resolver el sufrimiento, si no a enmascararlo con psicofármacos. Su consumo aumenta continuamente...

Hay algunos trastornos psicológicos en que, con los limitados conocimientos que tenemos hoy en día, es preciso tomar alguna medicación. El problema es generalizarlo a todos los casos y cuando uno se encuentra mal tomar una pastilla. La gente busca soluciones rápidas. Mucha gente por ignorancia, se ponen en manos de profesionales y hacen lo que dicen, porque se supone que son los expertos. Otras personas por pereza, les resulta mucho más cómodo y rápido tomar una pastilla. Lo que olvidamos es que sin aprender a gestionar los problemas, los psicofármacos contribuyen a que se mantengan. Sería muy necesario que todo el mundo supiera que tiene la capacidad y el potencial de transformar su mente, y además, que tuvieran claro que es una parte imprescindible de la vida. Lo que no afrontamos nos persigue toda la vida.

Son días de sobreinformación, bulos, encierro... ¿Cómo afecta todo esto a nuestra mente?

Todo lo que experimentamos está condicionado por nuestra forma de pensar. De modo que en estos momentos hay que tener mucho cuidado con las interpretaciones que hacemos, las explicaciones que nos decimos, el significado que damos a lo que sucede, las creencias que poseemos, las expectativas que añadimos, y todos los demás procesos mentales que tiñen la realidad objetiva. Dependiendo de todas estas variables, la experiencia puede ser más o menos difícil.
Es muy importante saber pensar bien, de una forma constructiva y positiva, para evitar que la crisis nos lleve a más infelicidad y frustración.
Los medios están dando constantemente noticias sobre el COVID 19, pero debemos preguntarnos por qué estamos tan pendientes de las informaciones. Somos nosotros quienes nos exponemos y luego pagamos las consecuencias de ello. Mucha gente está teniendo problemas de insomnio, ansiedad y preocupación enfermiza.
La cuestión es que estamos tan pendientes de las noticias porque buscamos sentirnos seguros y creer que podemos controlar la situación. La incertidumbre, la espera y la inseguridad nos resultan muy incómodas, y nos producen mucha ansiedad. En consecuencia, tratamos de sentir que controlamos la situación y por eso miramos las noticias todo el día. El problema, es que la información que nos llega de los medios, lejos de darnos seguridad, a menudo nos hace sentir más indefensión, impotencia y fragilidad. De modo que buscando seguridad acabamos llenos de ansiedad y angustia. Esto puede llevarnos a conductas poco saludables, como comer demasiado, adicciones, problemas de sueño, irritación, etc.
Lo mejor sería limitar la búsqueda de información, escuchar las noticias una o dos veces al día y el resto del tiempo estar ocupado en cosas que nos interesan.
Un efecto del exceso de información son todas esas noticias falsas y bulos que corren. De nuevo, la ansiedad de seguridad y la búsqueda de control nos hacen proclives a creernos todo lo que nos dicen y nos quitan la capacidad para discernir si una información es veraz. El efecto es igual de dañino, hacer caso a un bulo nos quita todavía más la sensación de seguridad, y nuestra ansiedad aumenta. Acabamos preocupados todo el día, llenos de pensamientos intrusivos y sin serenidad.
Una cuestión colateral que conviene mencionar es que al ser incapaces de manejar nuestra inseguridad somos muy vulnerables a ser manipulados. Un caso muy actual es el campo de la política. Así, por ejemplo, los partidos políticos de la oposición utilizan nuestros miedos para hacernos creer que el gobierno es el culpable y criticar la gestión. De este modo, ocultan su propia ineptitud y consigue parecer que con ellos nos sentiríamos más seguros. Es un grado de ruindad tan descarado que pasa desapercibido.
Estar confinados en casa se convierte en un problema en cuanto que nos impide muchas cosas. Necesitamos hacer deporte, compartir con amigos, ejercitar la profesión, estar solos, socializar, diversión, celebración, etc. De modo que vivimos un estado de frustración e incomodidad. Para manejarlo, no es suficiente aguantar es necesario saber compensar el malestar descubriendo las oportunidades que nos da el confinamiento. Para algunos puede ser aprender algo, para otros terminar tareas pendientes, para otros hacer cosas que nunca tienen tiempo de hacer, etc.
La cuestión es que una crisis como la que estamos viviendo, nos obliga a ser más conscientes de nuestra vida; a ver si hay algo que es preciso cambiar, si hay algo que tenemos que empezar a hacer o algo que debemos abandonar. Si pretendemos seguir viviendo nuestra vida sin modificar nada, nos va a traer consecuencias negativas.

¿Tenemos los mecanismos para asumir lo que está pasando?

Todos tenemos la capacidad de aprender y evolucionar. Lo que está sucediendo nos obliga a ello. En el plano individual, todo lo que nos sucede en la vida está relacionado con nuestro nivel de conciencia. Si no asumimos y gestionamos los retos que se nos presentan suelen repetirse. Hay una especie de norma no escrita en el universo que dice que las experiencias que no vivimos con suficiente lucidez hay que volver a vivirlas hasta que seamos capaces de ello.
Creo que muchas personas no tienen los mecanismos para asumir lo que está sucediendo, no tendrán más remedio que adquirirlos. Tendrán que aprender a manejar la inseguridad, la vulnerabilidad, la pérdida, el fracaso, la impotencia, la indefensión. Tendrán que desarrollar la capacidad de bondad, gratitud, compasión, ecuanimidad, amor y perdón. Tendrán que aprender a parar los pensamientos negativos y las ideas erróneas, tendrán que ser más honestos y honrar a la verdad. Tendrán que modificar la imagen de sí mismos y dejar de engañarse.

244 ILUS ENTRE3w¿Cómo establecer sistemas de resistencia y esperanza?

La cuestión más importante es la motivación. ¿Cuál es el objetivo principal de la vida? Debemos tener claro qué es lo que le da sentido a la vida. El enfoque no es esperar a que acabe pronto esto para volver a nuestras rutinas. La cuestión es tener una motivación en la vida y conseguir que las situaciones difíciles no nos desvíen de lo importante.
Mientras más claro tengamos cómo queremos que sea nuestra vida, más resistentes seremos a los conflictos. Ahora bien, muchas veces una gran dificultad sirve para replantearnos nuestras metas y el sentido de la vida, y modificar nuestras aspiraciones. Esta es una de las bendiciones de una situación de crisis.
Por consiguiente, nuestra capacidad de superar la crisis depende de la importancia que le damos a la vida. De saber lo que es relevante y de conocer lo que hace que la vida sea más valiosa. Desde la perspectiva del camino de la meditación, sólo encontramos satisfacción en la vida cuando desarrollamos cualidades como la bondad y la compasión, y cuando evolucionamos en sabiduría y conciencia.
Desde este enfoque, una crisis nos brinda la oportunidad de desarrollar ciertas cualidades y sabidurías que en circunstancias normales sería más difícil cultivar. La persona que está comprometida con un proceso de evolución y despertar tiene una gran capacidad de gestionar las situaciones difíciles e incluso de usarlas para enriquecer su proceso personal.

¿Cómo afrontar el futuro?

Sería bueno mirar el futuro con la convicción de que todo esto haya servido para ser mejores personas. A lo largo de la historia de la humanidad, todas las generaciones padecen situaciones catastróficas, hambrunas, sequías, guerras, inundaciones, crisis económicas, epidemias. Esto viene ocurriendo desde el principio de los tiempos. No somos los primeros, cada generación padece al menos una gran crisis, lo que está sucediendo es lo habitual.
Así pues, ¿podemos dejar un legado de conciencia y sabiduría a las generaciones futuras para cuando tengan que afrontar las crisis que les toque vivir? ¿Podemos vivir con suficiente conciencia este momento, como para dejar una huella beneficiosa para otros en el futuro?
Tenemos que creer que sí, así es como afrontamos el futuro.
Esta situación nos tiene que cambiar, tiene que hacernos más conscientes, humanos más evolucionados, menos poseídos por pasiones y engaños. Así es como sería bueno ver el futuro, vernos así, anticiparnos a ser mejores personas.

Acerca de Juan Manzanera

Juan Manzanera es una de las personas que de una manera más clarividente es capaz de manifestar el significado de la meditación. Durante su juventud conoció el budismo tibetano de la mano de los venerables, Lama Thubten Yeshe y Lama Zopa Rinpoche. Fue ordenado monje budista por S.S. Dalai Lama y vivió en un monasterio durante doce años. En el budismo aprendió a conocer la mente y adquirió una visión más amplia y profunda de lo que somos y hacia dónde vamos
Es Licenciado en Psicología Clínica (colegiado en Madrid), e imparte cursos de meditación desde hace más de 30 años. Su Escuela de Meditación de Madrid, es uno de los espacios más importantes para adentrarse en su práctica..
www.escuelademeditacion.es

Juan Manzanera ofrece a través de su web meditaciones con aportación voluntaria durante el confinamiento. 

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.