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Sexo en la City

180 MARTA

¿Qué despierta el deseo sexual a hombres y mujeres?
Expertos sexólogos de todo el mundo dicen que el deseo tiene un componente físico en el hombre mientras que en la mujer depende de factores ambientales y de relación.
En el hombre, la maquinaria del impulso sexual se pone en marcha con los ojos. En la mujer, cuando se transgreden tópicas cenas románticas a la luz de la luna por sentirse importante, deseada y amada.

¿Dónde se activa el deseo?
El sentido erótico del hombre está, principalmente, en la vista y no siempre se despierta con lo más obvio, sino con lo erótico.
Los sentidos eróticos femeninos son el oído, olfato y tacto. Unas palabras dichas en el momento adecuado. Un rico olor a limpio o a ese perfume que tanto gusta. Un roce, una caricia periféricos antes de llegar de lleno a las zonas erógenas propiamente dichas.

¿Cuáles son las semejanzas entre sexos?
Tanto para hombres como para mujeres el órgano sexual más poderoso está en el cerebro. Los seres humanos estamos dotados de la capacidad de anticipar y estimularnos con la imaginación más que con los órganos sensoriales propiamente dichos. La imaginación y las fantasías eróticas encienden el deseo.
Hay un espacio en el cerebro donde nada ocurre tangiblemente y todo puede ocurrir al mismo tiempo. Junto al neocórtex está evolucionando una inteligencia erótica.

¿Condicionados por el cuento de hadas?
Marisa sin saber muy bien cómo, se vió empujada al interior del apartamento de Víctor. Ella no pudo por menos que abalanzarse sobre él. Mientras lo devoraba a besos, se desprendió salvajemente de su vestido. La pasión interior escaló al mismo ritmo dentro de los dos mientras sonaba una música de fondo.
Marisa había visto esta escena cientos de veces en esas películas que tanto la fascinaban. Por fin, había llegado el momento de experimentar fuegos artificiales. Sin embargo, no todo sucedió como en las películas. No se desplomaron exhaustos después de alcanzar el cielo en el mismo instante. Él terminó y se levantó a darse una ducha mientras ella se decía: Hola! Estoy aquí! La realidad cotidiana dista mucho de la cinematográfica.

Estamos impregnados por un inconsciente colectivo alimentado por la literatura, las canciones y el cine, donde las torpezas, inseguridades y vergüenzas no suceden. La frustración sexual aterriza para mostrarnos el desencuentro entre las expectativas y las vivencias.

¿Cómo activar la chispa erótica?
Más que seguir creyendo en cuentos de hadas, consideremos al erotismo como una oportunidad de desarrollo personal. En realidad lo que estamos pidiendo no es más sexo en cantidad sino mejor sexo en calidad. No se trata de morir en lo mimo sino de renovarse en el placer erótico como capacidad de transformación de la propia vida.
La chispa erótica, por tanto, se activa a medida que cada uno conecta con la intención de crecer y renovarse.

Tal vez, sería más sencillo hacernos la pregunta en sentido opuesto: ¿Qué es lo que apaga la chispa?, ¿qué es lo que sucede en ese momento?, ¿qué pienso a cerca de mí y del otro?, ¿qué cosas me digo y le digo?, ¿qué es lo que me está desvitalizando?

Si miramos la luna y sus ciclos; creciente, llena, menguante, comprendemos los ciclos del deseo y de la chispa erótica. ¿Cómo hacer crecer la luna para que se llene entre nosotros?

¿La convivencia mata al deseo?
En general, hombres y mujeres, encontramos más deseable al otro cuando no es accesible. Entonces, ¿qué ocurre con el sexo en la convivencia y en relaciones largas comprometidas?
Las investigaciones demuestran que hay un grupo de personas para las que el contacto diario acaba matando el deseo. Hijos, trabajos, hipotecas, obligaciones. Hay personas que necesitan de ausencias para anhelar el encuentro con el otro. Conservar a ese otro en un plano incierto y misterioso para que no se apague la chispa.

Hay otro grupo de personas que se estimulan al ver a su pareja moverse junto a ellos en el mismo escenario. En la casa, mientras se ocupa de sus cosas haciendo lo que más le apasiona. En una fiesta, junto a otros, cuando le vemos radiante, seguro de si mismo y autosuficiente. Probablemente esto es lo que más nos excita porque es lo que más conecta con nuestro propio deseo interno de ser y tener una autoestima sana.

¿Qué es lo que sostiene al deseo?
Como dice la terapeuta y conferenciante Esther Perel, en las relaciones largas con compromiso dos necesidades humanas fundamentales han de reconciliarse:

1.-La necesidad de conexión (de estar juntos): Seguridad y permanencia. Sólidos anclajes que hacen nido. Un espacio donde afianzar y hacer desaparecer puentes movedizos.

2.-La necesidad de separación (de autonomía): Sorpresa y aventura. El deseo necesita espacio y aire. El otro ya no está presente todo el tiempo sino más allá de la línea roja.

Los mismos ingredientes que afianzan el amor destruyen el deseo. La clave está en resolver esta paradoja. El resultado es una relación comprometida y apasionada.

¿Sexo como camino de crecimiento?
Un niñ@ crece con la necesidad de sentirse conectado y madura con la necesidad de valerse por si mismo. Conectar ambas necesidades fundamentales da una relación donde cada miembro diga al otro: Ve, expolora! y Vuelve! a ese espacio común compartido:

- donde nos encontramos y alentamos en eso que vivimos y descubrimos.
- para poner de manifiesto lo que aprendimos y quiénes somos en este instante.
- que favorece la transformación de cada uno porque da aire y nutre a cada parte.

Desde aquí: Ve y vuelve! Una y otra vez!

 

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