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El viaje a tu propósito

¿Turista o Viajero?

El turista espera las vacaciones para ser y hacer lo que quiere. El viajero se vive siendo y haciendo donde está. Cada día. Cada momento. En este sentido, el viajero está de vacaciones 365 días al año. Y tú, ¿qué quieres ser turista o viajero?
Hay dos tipos de viajes: el de la inercia y el del amor con propósito. El del amor es estar dispuesto, posiblemente de por vida, a disolver miedos y auto-traiciones. Es el viaje a ser uno mismo. ¿Qué viajero no busca eso? Básicos en la mochila son: decirse la verdad pase lo que pase y amarse tanto como para permitir que la oruga se convierta en mariposa.183 MARTA

Actitudes de Viajero
Se expone a imprevistos activando la intuición. Cambia de ruta de cuando en cuando. Queda con gente desconocida. Sale de sus círculos afectivos habituales para exponerse al mundo. Se observa una y otra vez. Anota en su cuaderno de viaje lo que le gusta y lo que no le gusta también. Escucha a su alrededor. Una conversación en un bar, en el trabajo, con la pareja. Se pregunta: ¿En qué medida lo que oigo tiene que ver conmigo? No piensa tanto y actúa. Deja de dar vueltas en la mente y pasa a la acción. Lo que piensa y siente, lo vive.

¿Individual o individualista?
Jung estaría de acuerdo en que el viajero es la personificación de su concepto de individuación. El viajero hace el viaje al adentro, es decir, a la individuación, para liberarse del drama y trascenderlo.
Jung coincidiría en que el viajero persigue la integración de los opuestos para completarse a si mismo. Esta integración requiere de espejos, es decir, de otros. Por tanto, el viajero aunque es individual, no es individualista, ya que aprende junto a los demás y de su entorno.

7 Claves de viajero
1.- Percibe: El viajero es un gran observador. Se da cuenta de las sensaciones, de lo que siente y piensa. Toma nota de lo que interpreta del mundo para conocerse a si mismo. Está en disposición de transformar esas interpretaciones. Se abre al cambio.
2.- Aprende: Su actitud es la de aprender de todo aquello que le sucede. Lo bueno y lo menos bueno. Se mira en relación a los demás, integrando partes de dolor y de gozo.
3.- Actúa con sentido del humor: El viajero vacía su mente porque sabe que está demasiado llena y que no para de llenarse. Mientras, se ríe. Juega con la vida al “haz como si” relativizando y viviendo lo que ya quiere vivir.
4.- Conecta con su propósito: Su firme propósito es ser cada vez más y más él mismo. Es un corazón libre y coherente. Su intención es la de aportar y compartir ese preciado bien común al mundo.
5.- Se guía por la brújula del corazón: El viajero sabe que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Decide abriendo la puerta del corazón para hallar respuestas. Conecta con las 40 mil neuronas que este órgano contiene expandidas en la memoria universal y en las infinitas posibilidades.
6.- Se hace y hace preguntas. Luego, deja que las respuestas vengan: ¿Qué es lo más me gusta? ¿Qué me atrae de esta persona? ¿Qué detesto? ¿En qué estoy exagerando ahora? ¿Cuáles son mis sueños y deseos? ¿Qué hay detrás de la historia que hasta ahora me he contado? ¿Para qué estoy vivo? ¿En qué soy especialmente útil para el mundo?
7.- Dirige la película de su vida: Da la oportunidad de integrar a todos los personajes que no quieran seguir su guión porque sabe muy bien que es la gran oportunidad de completarse a si mismo. Acude allí donde desplaza sus miedos, culpas, fracasos y vergüenzas. El viajero intuye que en ese 90% del inconsciente no desarrollado está el oro líquido para hacer brillar su luz e integración completa.

Ruta al propósito
El viajero ha dejado de luchar por ser bueno o perseguir lo que se espera de él. Vive la vida de manera sencilla, desde lo que es. Al estilo de la película Boyhood de Richard Linklater. Una epopeya a la vida donde lo importante son las pequeñas cosas, es decir, las más grandes.
La ruta que el viajero elige es la de vivir aquello que le convierte en él mismo. Integra lo que hasta ahora ha negado de si y lo manifiesta en la acción concreta del mundo que vive. Aporta y genera valor porque entrega su verdad y su vivencia.

Mapa de viaje
El viajero no se deja llevar por un mapa exterior ya trazado sino por el que lleva dentro. Transita por paisajes como:
Percepción---->Proyección---->Comprensión---->Elección---->Acción---->Felicidad
Se da cuenta de lo que percibe. Limpia sus proyecciones soltando juicios. Comprende su distorsión. Elige con claridad y libertad. Actúa desde la verdad de ser lo que es. Halla sin buscar la felicidad.

Connecting Dots
Los connectig dots son los mensajeros y los mensajes de su viaje. Es decir, las personas y situaciones que han estado y están presentes a lo largo de su vida para conectar con el propósito de estar vivo.
El viajero se da cuenta que el sentido de vivir está sencillamente en lo cotidiano. Más que ir a la búsqueda de…, se deja encontrar por... Y sigue haciéndose preguntas: ¿Con quién me siento extraordinariamente yo mismo? ¿Quiénes han sido y son significativos en mi vida? ¿En qué sentido? ¿Qué me aportaron? ¿Quién me conectó con quién? ¿Qué sucedió a partir de ese encuentro? ¿Quién me dijo alguna vez “eres bueno” en esto? ¿Qué era? ¿Le hice caso? ¿Qué hice con ello? ¿Escucho los mensajes y a los mensajeros?
El viajero atiende llamadas que le acercan, en vez de alejarle, al viaje del amor. Empezando por amarse a si mismo. Repasa con calma su biografía de vida. Conecta los puntos de quién y qué del camino. Todas las experiencias sirvieron y sirven. Se da cuenta de que su propósito estuvo y está siempre ahí, esperándole.

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El viajero es una persona de acción. Atento, muy atento, observa saboteadores externos e internos que aparecen en el camino. Aprende. Salta. Traspasa. Sigue adelante.
Su energía renovada es sorprendente en vitalidad creativa en todas las acciones que emprende relacionadas con el propósito. Ahora, respóndete de nuevo: ¿qué quieres ser turista o viajero?

 

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