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Yoga o Yoguismo

Una cosa es el yoga; otra, el yoguismo. Igual que nada tiene que ver el juego de ajedrez con el de las damas, lo mismo sucede entre el yoga y el yoguismo. El yoga es una senda hacia la liberación de la mente; el yoguismo es una gimnasia exótica sin sentido espiritual. El yoga es un método de mejoramiento humano y autodesarrollo; el yoguismo es postureo, exhibicionismo y vacío contorsionismo. El yoga es el eje espiritual de la India y de muchos sistemas de autorrealización de Oriente; el yoguismo es un culto a la flexibilidad y la afirmación del ego. El yoga es desapego, ecuanimidad, lucidez y sosiego; el yoguismo es apego al cuerpo, aferramiento a la imagen, ofuscación y tensión. El yoga es un camino hacia adentro y humildad; el yoguismo es la obsesión por las apariencias y el envanecimiento. El yogui jamás alardea; el yoguista no deja de hacerlo. El yogui trata de desapegarse de la corporeidad y sólo la utiliza como herramienta de evolución consciente; el yoguista se envanece de su elasticidad y utiliza la corporeidad para alardear. El yoga forma parte de la misma esencia espiritual y milenaria de la India. El yoguismo es una invención de los mentores hindúes que llegaron hace unas décadas a Occidente con la intención de mercantilizar y rentabilizar el yoga físico y lo falsearon y distorsionaron. El yoga es una joya de valor incalculable; el yoguismo es pura bisutería.

En esa fascinación que hace unas décadas evidenció Occidente por Oriente y que condujo a la idealización también, absurda, de los mentores hindúes, no se ha reparado o no se ha querido hacerlo, en que fueron un buen número de preceptores hindúes que trajeron el yoga a Occidente los responsables de la distorsión y falseamiento del yoga, con tal de mercantilizarlo y rentabilizarlo, llegando a veces a aguarlo por completo y prostituirlo. Era algo muy lamentable, pero que se veía venir, pues ya Jung hace más de medio siglo declaró que en la India el yoga era un negocio y se lamentó: "¡Y lo que ha de venir!". Ya también el magnífico practicante de yoga y escritor Theos Bernard, cuando fue a la India hace décadas, se percató de hasta qué punto el yoga verdadero era ignorado en la India misma.

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El experto en yoga y escritor Georg Feurestein escribía con toda razón:
"El narcisismo o egocentrismo centrado en el cuerpo, es un gran peligro entre los hatha-yoguis, así como para los culturistas. Los hatha-yoguis, como otros practicantes de yoga, a veces acaban inflando el ego en lugar de trascenderlo." Y también con toda la razón del mundo especifica: "Las prácticas del hatha-yoga son para alcanzar la perfección en el radja-yoga".
El verdadero hatha-yogui huye de cualquier afirmación del ego y sabe que la corporeidad se utiliza como herramienta para el desarrollo interior y la evolución de la consciencia, y no sólo para beneficiar el cuerpo, lo que tampoco, desde luego, es ni mucho menos, desdeñable.

En mi libro YOGA, MÉTODO RAMIRO CALLE (Editorial Martinez Roca), Alvaro Enterría asevera:
"Una labor muy necesaria es la de desenmascarar todos los neoyogas, neovedantas y neotantras que desfiguran las auténticas tradiciones. Es el aspirante quien debe hacer el esfuerzo por ponerse a la altura de las enseñanzas, no éstas quienes deben bajar al nivel medio de los aspirantes. Pero tal como está el personal, este proceso de aguar las tradiciones espirituales está ocurriendo incluso en India. Es una pena que una tradición que tiene por fin acabar con la identificación de la persona con su cuerpo y su mente, se convierta en un culto al cuerpo, y no técnica para mejorar la mente para funcionar mejor en los negocios y el samsara. Hay una demanda espiritual sin esfuerzo y de disfrute, así que se les da eso. Hoy en día todo vale, hay una enorme confusión".
Por su parte el también editor y escritor Agustín Pániker, escribía en mi libro:
"No puedo estar más de acuerdo con Álvaro y contigo. El mundo de la espiritualidad está lleno de aprovechados y caraduras. Yo creo que siempre lo ha estado, pero ahora, con el dinero que se mueve, se ha convertido en el verdadero bazar de los ladrones. Rebosante de charlatanes".
Añadiré por mi parte, que hoy en día el yoga es más necesario que nunca. Pero me refiero el verdadero yoga, el que procura las más elevadas enseñanzas espirituales, adogmáticas, y brinda todo un cuerpo de métodos de autorrealización, verificado incansablemente a lo largo de los siglos.

 



 



 

 



 

 

 

 

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