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Nirvana

 

220 ILUS RAMIROEl objetivo último del sendero budista es la conquista del Nirvana. Todos los esfuerzos del aspirante tienen ese fin concreto, pues este estado tan elevado de la consciencia representa el fin de la ofuscación, la avidez y el odio, y por tanto el sufrimiento. Es la emancipación o liberación de las corrupciones mentales y un estado de supraconsciencia que no es asible a los conceptos ni se puede reducir a las palabras, pues escapa a toda descripción. Es la extinción del sentimiento del ego como tal y pone fin a las trabas y oscurecimientos de la mente. Es un estado de perfecta y plena libertad interior, resultado de una hondísima transformación interna y una irreversible mutación de la consciencia. Todo el denominado Sendero Óctuple diseñado por el Buda tiene como finalidad la consecución de este estado supraconsciente que libera de las cadenas de la ilusión y pone fin a todo atisbo de apego. Tras el Nirvana, el que lo ha obtenido vive el resto de su vida en sus agregados psicosomáticos (cuerpo, mente), pero sin generar ningún tipo de tribulación o lamento, pues incluso el apego a la vida es trascendido. En el célebre texto budista titulado Anguttara Nikaya podemos leer:
"Eso es paz, el acabarse de todo lo constituido, el abandono de los fundamentos de la existencia, el “desvaimiento” y aniquilamiento del deseo, el Nirvana".
Y por su parte el Majjhima Nikaya nos dice:
"Y resulta difícil de comprender el apaciguamiento de todo lo cotidiano, la renunciación de toda sustancia contingente, la extinción del deseo, el “despasionamiento”, la cesación, el Nirvana".
La experiencia del Nirvana trasciende todo lo constituido, incluso todo lo cósmico tal y como lo entendemos. Es lo único no-causado, no-nacido, no-constituido. No puede entenderse a través de la razón ordinaria. Aquél que entra en este estado supraconsciente es conocido en la doctrina budista como un Arahat o iluminado, que está en el mundo sin estar en él, conectado con la más alta sabiduría y sosiego, plenamente ecuánime. Como ya no hay rastro de ofuscación, avidez u odio, la persona que ha conseguido el Nirvana no se hace daño a sí misma ni a los demás, y vive en absoluta paz hasta que llegue el momento de abandonar sus agregados psicosomáticos. Por un lado, se supera toda impureza y por otro todo sufrimiento psíquico. Esa atadura que es el apego y el aferramiento, se suelta para siempre. Ya no hay un ego apegándose a las sensaciones gratas ni teniendo aversión a las ingratas. Se puede hablar de la bendita in-diferencia: no hace diferencia.
El Nirvana libera de lo nacido, lo originado, lo creado y lo constituido, o sea de todo lo fenoménico e ilusorio, que tanto sufrimiento genera en el ser humano. Con el Nirvana se supera la ignorancia básica de la mente y de la servidumbre.
Para ir liberando la mente de sus oscurecimientos, la enseñanza budista propone la denominada triple disciplina: la virtud, la práctica de la meditación y el desarrollo de la Sabiduría. Mediante la meditación se entrena y desarrolla la mente para que pueda obtener una visión muy especial y penetrativa (vipassana) que permita ver los fenómenos tal como son: insatisfactorios, transitorios y ausentes de una entidad fija. Vipassana va abriendo un cono de luz en la oscuridad de la mente, para poder finalmente ver más allá de las apariencias y conectar con lo Incondicionado. El que lo consigue es un Despierto o Arahat, un buda o detentor de la sabiduría.
El sendero que aproxima al Nirvana es el conocido como Noble Óctuple Sendero, donde se facilitan todos los medios y ejercitaciones para ir liberando la mente del apego, desarrollando la visión penetrativa y desmantelando las estructuras del ego voraz y posesivo. El apego es la enfermedad o causa del sufrimiento, pero mediante los "medicamentos" que procura el Noble Óctuple Sendero, el practicante se va liberando de la causa del sufrimiento, el apego, y consiguiendo la libertad interior. El sufrimiento va cesando a través de la recta comprensión, el recto pensamiento, las palabras correctas, la acción correcta, los rectos medios de vida, el recto esfuerzo, la recta atención y la correcta concentración.

 

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