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La transformación real de la mente

230 ILUS RAMIROW

 

En el camino del autoconocimiento y el autodesarrollo no es difícil autoengañarse. Se requiere intrepidez para poder desenmascararse ante uno mismo solo y ver así el lado oscuro y neurótico de la mente. Entre los autoengaños está uno de los más difíciles de salvar y que es el de arrogarse cualidades positivas de las que uno carece. En ese caso se produce un estancamiento inevitable en la evolución consciente. Si una persona se arroga que es generosa siendo ávida, nunca logrará ser generosa; si se atribuye la tolerancia sin poseerla, nada hará por ser tolerante, y así sucesivamente. Hay que verse a uno mismo tal como es e ir descubriendo esas tendencias insanas de la mente que son la avidez, el odio y la ofuscación, para poder irla debilitando mediante el cultivo y despliegue de sus opuestas: la generosidad, el amor y la lucidez.
La transformación real de la mente no se puede quedar en una fantasía, un engaño más, un pretexto o un propósito vano e incumplido. Se trata de una alquimia interior para transmutar las cualidades de baja calidad en cualidades preciosas, como el alquimista se empeñaba en transmutar los metales de baja calidad en metales preciosos. Esta alquimia se produce en lo más profundo de la psique, pues exige despojarse de viejos patrones, condicionamientos, estrechos puntos de vista, autoengaños muy variados, falaces interpretaciones, apegos y aborrecimientos que nacen de la ofuscación. El más nocivo y paralizante de los engaños es creerse que uno está modificándose y mejorando sin que se produzca la menor modificación en las actitudes y conductas.
Debemos partir de que lo que hay que entender con la mayor claridad posible es que en el trabajo interior ningún cambio se produce sin el esfuerzo necesario y que pequeños cambios van conduciendo a un gran cambio. Una enfermedad a veces es la que se denomina "la enfermedad de mañana", porque todo intento y esfuerzo se va postergando y al final uno se queda sin tiempo y baja el telón del teatro de la propia vida.
Para comenzar a desasirse y despojarse de esas tendencias que nos hacen daño y también perjudican a los demás, tenemos que tener el muy firme propósito de querer hacerlo y después poner todos los medios para irlo consiguiendo. O sea, hay que tener la clara comprensión del objetivo: cambiar para mejorar y ganar sosiego, y también la clara comprensión de los medios: las herramientas de las que disponemos para poder desplazarnos al objetivo. Las herramientas o medios son:

• La práctica asidua de la meditación.
• La observación de uno mismo para descubrirse y conocerse, pudiendo así saber qué transformar en la psique.
• La vigilancia de los pensamientos, las palabras y los actos para poder de ese modo regularlos mejor.
• El trabajo consciente sobre el cuerpo.
• El cultivo de la compasión.
• Tratar de permanecer más atento y ecuánime en la vida diaria.
• La reflexión consciente y provechosa.
• La mejor relación posible con las otras personas.
• La sincera autoevaluación para tener consciencia de si se está uno mejorando o no.
• La relación con personas que nos resulten afines en la búsqueda interior y que nos ayuden y las ayudemos a remotivarnos.
• Lecturas nutritivas psicológica y espiritualmente.
• Aprender a establecerse y disfrutar del silencio interior.

 

 

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