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Tú eres tu refugio

245 ILUS RAMIROY lo dijo hace dos mil quinientos años él, el Despierto. Y preguntó: "¿Qué otro refugio puede haber?". También dijo "enciende tu propia lámpara", como otros muchos mentores del antiguo Oriente: "Sé luz parA ti mismo". Y una enseñanza milenaria reza: "Los Grandes indican la Ruta, pero uno mismo tiene que recorrerla". Volviendo a Buda, fue muy contundente al decirle a sus discípulos: "Esperadlo todo de vosotros mismos". Eso no quiere decir que o podamos esperar de los demás confortamiento, ayuda, cooperación, pero en el trabajo interior y la evolución de la consciencia uno tiene que esperarlo todo de sí mismo y llevar a cabo la ejercitación necesaria para evolucionar conscientemente y humanizarse.

Una de las grandes paradojas del ser humano es que quiere conocerlo todo pero no demuestra interés por conocer al que quiere conocerlo todo, o sea al conocedor. Anhela viajar a todas partes pero no a su propio interior. Se extravía en toda suerte de banalidades y se pone de espaldas de lo esencial. Dice querer ser libre, pero se hace esclavo de sus propios apegos y aborrecimientos. Sube y baja por la misma orilla, la de la servidumbre y no se decide a cruzar a la contraria, la de la libertad.

La mayoría de las personas tienen dificultades para estar con ellas mismas y necesitan externalizarse en exceso. El pensamiento incontrolado es lo que más externaliza y centrifuga. En lugar de estar en uno mismo (mismidad) siempre se está en lo otro (otredad). El exceso de externalización e identificación ciega y mecánica con lo exterior, descentra y aliena. Es como si fuera necesario en muchos casos recuperarse a uno mismo. La meditación es un método idóneo para reencontrarse con uno mismo, detenerse, desconectar unos minutos de todo y ser. Nos permite vivirnos y sentirnos tal cual somos y así centra y desaliena. Permite conectar con la mente quieta, aquella libre de pasado y de futuro; es la mente no egocéntrica y liberada de conflicto. Es la mente sana y que sanea.

Una mentora, Vimala Thakar, recomendaba:

"Aunque sea en un rincón de tu cocina, siéntate tranquilamente y medita".

Para todo tipo de situaciones, incluso las más difíciles, Buda recomendaba:

"Estate tranquilo, medita y haz buenas obras".

Los prepotentes e ignorantes llegan a menospreciar la meditación e incluso son refractarios a la misma. En una ocasión, hace muchos años, alguien me dijo: "Tanto meditar te vas a volver loco". Le repuse: "Tú eres el que vas a volverte loco por no meditar".

La meditación es una experiencia y un modo de estar al desnudo consigo mismo, liberándonos al menos unos minutos de escapismos, subterfugios y autoengaños. No solo hay mucho que ganar con ella, sino también que perder. Perder el egocentrismo, la vanidad, el rencor, los celos y muchas otras tendencias nocivas. Y nada tan importante ni beneficioso para uno mismo y para los demás como dejar de estar gobernado por la ofuscación, la avidez y el odio, y permitir que alumbren en nosotros sus antídotos: la lucidez, la generosidad y la compasión.

 

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