Danza y Libertad
- Categoría: LALITA DEVI
A menudo asociamos Danza y Libertad. Creemos y sentimos que el movimiento es una puerta, una llave, un medio, para experimentar ese estado tan ansiado y anhelado de Libertad.
Pues sí, realmente lo es y lo ofrece de forma generosa y expansiva. Pero para acceder a ese instante de Libertad Verdadera, no basta con una ejecución de movimientos bien desarrollados, no es suficiente reproducir con exactitud pasos o incluso expresiones, si previamente, estos mismos no nos han danzado.
Desde mi visión personal, la Danza es un gran acto de entrega. En el cual nos abandonamos al instante presente donde Cuerpo, Mente, Emoción se funden y se ponen al servicio de la expresión mayor del Espíritu.
Danzar más allá del entretenimiento, más allá de la estética, más allá de la forma y técnica. Danzar desde la Libertad del Alma.
Este acto supone un enfrentarse a nuestras verdaderas pasiones, a nuestro pulso vital más profundo, al movimiento interno que desea ser expresado.
Abrirse al momento presente. Permitir que el Cuerpo sea Recipiente, Continente y Contenido, de nuestra Verdad Esencial.
Para comenzar, es importante conectar con nuestro cuerpo físico, escucharlo, dejarlo aflojar y percibir en qué lugar se encuentra antes de empezar a movilizarlo.
Percibir las tensiones que lo gobiernan y aprisionan. Observarlas. Aflojarlas. Dejarlas espacio para manifestarse, sin prisa por evadirlas u ocultarlas. Danzar nuestros estados emocionales, además de ser liberador y terapéutico, es transformador y altamente creativo. Y en la mayoría de los casos ofrece Belleza auténtica en nuestra Danza y expresión, que es tan costoso de encontrar en ejecuciones de Danza sin Alma.
Escuchar la respiración natural, sin juicios, sin expectativas. Aprender de ella para conocernos y reconocer en qué momento emocional nos encontramos en ese instante. Aprender a manejarla, para con ella dirigir la energía del movimiento y del cuerpo, es todo un Arte en sí mismo. Y nos dará pautas y herramientas para incrementar nuestro potencial creativo y de ejecución.
Cada emoción respira de una forma. Cada órgano tiene un sonido que le corresponde. Canalizar desde esta concepción cuerpo, movimiento y sonido, amplifica nuestra dimensión de la Danza, desde la organicidad y naturalidad más esencial.
El movimiento aparece primero internamente. Este es nuestro más arduo trabajo, reconocer ese pulso esencial, ese motor del movimiento que nos impulsa a accionar. De dentro hacia fuera. Más allá de los estímulos externos, reconocer los nuestros propios, conectar con el Pulso Vital Esencial.