Caligrafía Japonesa... el arte sutíl y misterioso...
- Categoría: JINHEE KIM
El shodō o 書道, traducido como el camino de la escritura, es el arte de la caligrafía japonesa. Se considera un arte y una disciplina muy difícil de perfeccionar, un camino en sí mismo. Por lo tanto, se enseña como una materia más durante la educación primaria.
Proviene de la caligrafía china, y se practica a la usanza milenaria: con un pincel –o actualmente con un fudepen–, un tintero donde se prepara la tinta china, un pisapapeles y un pliego de papel de arroz.
El shodō practica la escritura de caracteres japoneses hiragana y katakana–los dos alfabetos del japonés–, así como caracteres kanji derivados de la escritura china. Para los japoneses, la caligrafía es un arte y una fuerza espiritual, por lo que actualmente existen calígrafos que son contratados para la redacción de documentos importantes.
El arte
Las obras caligráficas valen no menos que las obras de pintura. Éstas deben reflejar armonía y belleza como uno de los principios básicos de la estética japonesa llamado wabi-sabi. Tal principio refiere a la proporcionalidad de todas las cosas.
A diferencia de Occidente, para el shodō cada línea y punto debe considerar cinco cosas: su inicio, dirección, forma y término, así como el balance entre todos sus elementos –incluso el espacio vacío cobra significado–.
La escritura como camino espiritual.
Las líneas de este arte nos transmiten la sabiduría de una cultura milenaria, ya que los japoneses –en general casi todos los orientales– creen que la escritura es el mensaje de los cielos, y por esta razón cada signo lleva en sí mismo una pequeña reserva de energía sagrada que puede ser transmitida a través de la palabra. La caligrafía japonesa es una de las prácticas dzen al igual que el arte de la ceremonia de té, el ikebana (arreglo floral), la esgrima japonesa (kendo), u otras artes bélicas (budo).
Las técnicas tradicionales de escribir símbolos son sencillas: se escriben en papel blanco –que simboliza en la filosofía zen el vacío– y los signos significan los principios femenino y masculino (o el ying y el yang). Por tal razón, este arte es considerado un camino espiritual desde su nombre: shodō viene de sho (caligrafía) y do (el camino).
Se cree que este camino lleva a la comprensión del sentido de la vida y las verdades eternas debido a que en el zen sólo existe la meditación en el tiempo presente, por lo que en cualquier actividad que se realice se debe tener presencia. Es por esto que incluso se puede aspirar a la iluminación en las artes bélicas o tomando el té.
De hecho, la caligrafía es un atributo integrante de la ceremonia de té, y es sabido que los maestros de las artes bélicas también escribían para reflejar su fuerza.
Ahora podemos entender que el arte de escribir no es meramente saber usar un pincel o un lápiz, sino lo contrario: es poder estar consciente de las formas y de cómo afectan a nuestro entorno y mente.
A lo largo de la historia, la caligrafía japonesa se ha desarrollado como una forma de arte creativo que expresa la profundidad espiritual y la belleza.
Con más de 1500 años de historia, la caligrafía japonesa cuenta con muchos aficionados y forma parte de la vida cotidiana. "Es la manera de expresar bellamente no solamente un concepto o una idea, sino también un sentimiento", en opinión de Ana Santos Aramburo, directora de la Biblioteca Nacional.