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CHEMA PASCUAL

CHEMA PASCUALINSTRUMENTOS PARA EL ALMA
Su vida ha girado alrededor de la música y los viajes. Crítico musical, creador de programas radiofónicos y estudioso de los sonidos místicos. En 1995 funda Ritual Sound, cuya filosofía es viajar a las diversas culturas del mundo y recoger los Instrumentos Sonoros que usan para conectar con Deidades, ancestros o formas de poder, y en último caso, para adentrarse en uno mismo.

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El viaje musical de Ravi Shankar. O cuando Occidente la espiritualidad de India

253 CHEMA WANTECEDENTE

En la época colonial, los países conquistados por la dominación del hombre blanco fueron tratados en general como lugares donde se podían extraer materias primas y obtener grandes beneficios. Gracias a la lucha de algunos de los pueblos dominados por la alta tecnología guerrera de Occidente, pudieron liberarse de su explotación después de un largo periodo de guerras. Sin embargo, India fue una excepción, pues su lucha por la independencia estaba liderada por un visionario que había anclado sus principios sobre la no violencia, la desobediencia civil y su involucración con la tradición espiritual de su país. Su nombre: Mahatma Gandhi.

A pesar de poseer una cultura internacional, Ghandi se apoyó en la tradición de su país para defender valores como la fraternidad y la no violencia. Perseguía la idea de que todos pudieran vivir bajo el mismo estado, a pesar de sus diferencias de clase, religión o idioma.

Contra todo pronóstico, Ghandi logró su propósito de liberar su país del estado colonial inglés, sin apenas derramamientos de sangre. También es verdad que nunca estuvo de acuerdo en la solución de formar Pakistán con los musulmanes que muchos indios no querían. Una solución que hoy en día, sigue sin funcionar.

RAVI SHANKAR - EL MENSAJERO DE PAZ

Quién iba a pensar después de la gran destrucción de Europa y buena parte del mundo, debido a dos guerras mundiales en poco más de 20 años, que la solución para que tamaña desgracia nunca volviera a ocurrir, iba a venir por dos vertientes diferentes: la política, formando la ONU como escenario donde se debería discutir las diferencias políticas antes que lanzarse a las armas, y la música, que iba a ser la punta de lanza de un movimiento no violento que avanzaría irremisiblemente por toda la faz de la tierra.

Como esta es una sección musical, vamos a centrarnos en este ultimo aspecto siguiendo los pasos de quien fue el músico más relevante de India, y su embajador más influyente: Ravi Shankar. Su arma, un Sitar, su arte, una tradición milenaria que parte de valores espirituales y pacifistas, con el fin de elevar la consciencia. Con esas dos herramientas, empezó a viajar por el mundo y a mezclarse con músicos de toda índole y estilos.
Por cercanía e influencias geopolíticas, nuestro embajador musical viajó a Rusia en 1952, donde trabajaría con el mundialmente famoso violinista y director de orquesta Yehudi Menuhin. Fue tal la compenetración entre ambos que de ahí surgió la famosa trilogía West Meets East (1966, 1967, 1976) donde Menuhin tocaba composiciones de Shankar basadas en ragas indios. Por colección musical recibieron el Premio Grammy a la mejor música de cámara.

EL MOVIMIENTO PACIFISTA

253 ANUN RITUALwEn los años sesenta iba a aparecer el movimiento hippy, que además de alimentar valores alejados del trabajo como única forma de ganarse la vida, iban a coincidir también en el pacifismo y una espiritualidad más panteísta. Por ello no es de extrañar que los miembros de THE BEATLES fueran los embajadores más influyentes del movimiento y en el que mucho tuvo que ver la amistad de Ravi Shankar con George Harrison.

Corría el año 1965 cuando David Crosby del grupo The Byrds introdujo a Harrison en la cultura india a través de la música de Ravi Shankar. Poco a poco, Harrison se fue experimentando en la meditación como piedra angular del hinduismo y así llegó a conocer a Maharasi Mahesh Yogi, uno de los gurús espirituales más reconocidos de India. Así que en 1968 animó al resto del grupo para viajar a Risiketh, un valle en el corazón del Himalaya, para asistir a unos talleres de meditación trascendental que impartiría Maharasi en su famoso Asrham. Y allí The Beatles…. Se relajaron.

Su estancia allí fue larga y desde luego muy inspiradora, ya que además de salirse de la beatlemanía que les llegaba a sobrepasar por momentos, consiguieron aunar diferencias y conocer de cerca la espiritualidad más extendida hoy en el mundo: Yoga y Meditación. El broche de oro a esta exótica aventura lo puso el gran disco que sacaron después de la experiencia,  The White Album (1968), para muchos en los que me incluyo, el mejor disco de sus carreras.

MÚSICAS AVANZADAS Y LA LLAMADA DEL JAZZ

El famoso músico francés Philip Glass trabajó como asistente de Ravi Shankar en París durante la grabación de las composiciones para la película experimental Chappaqua, transcribiendo la música improvisada del sitarista. Al acabar su colaboración, el músico francés llegó a afirmar “lo difícil que resulta imaginar que una sola persona haya podido alterar el curso de la música contemporánea tanto como Shankar.”

En ese abarcarlo todo, Shankar colabora con uno de los mejores bateristas de la historia del Jazz, Buddy Rich, que firma un disco impecable junto al tablista All Rakha. Incluso conecta con el gran saxofonista de jazz John Coltrane, quien le hace aquella pregunta inmortal a su amigo: “Ravi, hay una cosa que me gustaría aprender de ti, cómo encuentras tanta paz en tu música, y consigues transmitirla a tu audiencia.”

Chema Pascual

¿Música? Un juego de niños

252 CHEMAPodríamos decir que la música está antes en la naturaleza que en los escenarios. Podríamos decir también que la escala musical es un tipo de escalera que nos puede llevar a un lugar u otro de nuestro animus. Me atrevo a decir también que la música es un juguete que nos espera en algún lugar del tiempo. Y si es así, ¿por qué esperar? ¿Por qué no subir esa escalera que nos eleve a la matemática del sonido con su ritmo, sus variaciones, sus escalas, sus 3x4 y sus 6x8, sus aprestos y sus moderato? ¿Cuál es el problema, el impedimento?

Perdonar el apremio, pero estoy tan convencido de que la música es un juego, que deberíamos facilitar a un niño ya desde que nace cosas que suenen: cortinas musicales, pequeños tamborcitos, campanillas, silbatos, kalimbas y qué buena idea ese primer sonajero. Instrumentos sencillos que juegan con el sonido y, sobre todo, con el niño, ese niño que aún nos acompaña y que tiene hambre de sonidos y melodías.

Es posible que alguno de vosotr@s esté pensando en que al niño hay que animarle a dar clases de violín, piano o cualquier materia de conservatorio. Falso. Podemos crear un inútil en vez de un músico. La melodía es el que busca al niño-músico, no al revés. El ritmo de la vida también es un ritmo musical. Conozco muchos casos de personas que inscribieron a sus hijos de pequeños en conservatorios y que han tenido que desaprenderse de todo lo aprendido para que volvieran a coger la música desde otro lugar. No desde el arte, sino desde la vida.

Yo aprendí a cantar en las excursiones del colegio. Que si el carrascá, que si vamos a contar mentiras y que si tralarín y que si tralarán. Aprendí a tocar el tambor cuando vendía en ferias cuencos tibetanos y a mi lado había compañeros africanos que traían contenedores de tambores. Tocábamos hasta que las manos nos sangraban, los clientes nos apremiaban para que les atendiéramos o hasta que el sol se ponía y los vecinos imploraban un descanso.

Tocar en grupo ritmos repetitivos, aquellos que cuando los agarras no hay ya manera de soltarlos – de echo duermes con ellos – se convierte en una adicción, pues el ritmo en grupo nos ata, no solo al equipo de los que tocan, sino a la misma tierra, de forma que el espíritu vuela literalmente en compañía de los otros, hasta llegar a un trance comunal donde desaparece el ego, la personalidad, las fatigitas y los dolores de esta vida. Y esto no es música, es ya un juego, una comunión, un desaparecer como persona para ser ya latido, un juego donde pierde el individuo y gana el músico (o su musa).

EL JUEGO DE UN NIÑO

Por ello la música tiene ese PLAY en inglés: es tocar y es jugar. ¿Do you play music? Todos hemos visto a un niño concentrado totalmente en su juego. Ya puede sonar una bomba que el niño erre que erre con su avión, su cochecito o con el palo que rítmicamente golpea contra la mesa. En realidad, un músico cuando ya es mayorcito hace lo mismo, se mete en su instrumento y de ahí no le saca nadie (es la casa del señor). Así es ya la música lo que se adueña de su ánima y, al igual que al niño, se rompe la realidad, se rompe la per-so-na-li-dad y, tan sólo cuando escucha los aplausos, se cae del cielo y pregunta. ¿Qué tal ha estado?

Poner un concierto, no sé…de Janis Joplin por ejemplo. ¿Es ella la que canta? ¿Hay una persona dirigiendo el cotarro? Observa cuando finaliza la canción, parece como perdida, no sabe bien dónde está, etc. Para terminar con Janis y su ejemplo, ella decía sin rubor ni prepotencia “cuando empecé a cantar ya sabía, no tuve que aprender ni ensayar. Mi voz, la afinación y el ritmo no lo tuve que buscar, ¡estaba ahí!”.

Pulsa para Ver el Documental de Janis Joplin

Evidentemente no todo el mundo trae tanto talento de serie, pero salvando las distancias, cada uno trae bajo el brazo sus habilidades y, exceptuando algunos, que es verdad, no tienen oído ni ritmo debido a un trastorno llamado amusia, el resto estamos aptos para hacer nuestros pinitos musicales.

LA JAM SESION

Una vez al mes hacemos en la sala de Ritual Sound una jam sesión donde se llega, se toca y se improvisa. Estamos contentos porque cada vez viene más gente con unos cuantos años en los bolsillos – años en los que ya no vas por ahí para aprender, sino para disfrutar – y acabamos desternillados. La música se hace dueña de la situación y todos estamos a su servicio. Los ritmos encajan y parecemos jinetes galopando sobre caballos alados, que ya saben por dónde tienen que ir y, sobre todo, a dónde nos puede llevar, ¿a la niñez?

Chema Pascual

Frecuencias, Armónicos, Sonidos...

251 RITUALEstoy sentado frente al mar. Me gusta escuchar el hipnótico sonido del vaivén de las olas. Me fijo en el momento que van a romper y sigo ese movimiento circular que los surfistas llaman el tubo. Parece que el mar entero se desplaza hasta la playa, pero sé que es una ilusión, que sólo una pequeña parte del agua se mueve apenas unos metros, empujando a otras partículas para prolongar el movimiento ad-infinitum. Repetición rítmica de un suceso, de una historia que contar.

PULSA PARA OIR EL SONIDO OLAS DE MAR

Observar el ritmo continuo del oleaje nos sirve también para entender visualmente lo que sería el sonido. Imaginemos que la ola está formada por piezas de dominó a las que se pudiera agregar un resorte para que se pusieran en pie nada más caer. Al empujar la primera ficha irán cayendo progresivamente las demás, pero sin trasladarse. Al igual que la ola, en la onda sonora no hay ninguna traslación de partículas, sino una fuerza que empuja una partícula contra otra.

La cantidad de vibraciones (olas) en un segundo sería la frecuencia. Si escuchamos un diapasón en la frecuencia 432 Hz, por ejemplo, quiere decir que habría 432 ondas (olas) en un segundo. Cuantas más ondas por segundo, más corto será su tamaño y, por tanto, más agudo el sonido. Con menos ondas estas serán más largas, o sea, más graves.

Bañarnos o hacer surf entre el vaivén de las olas es un placer estimulante. Pero a diferencia de las olas del mar que mojan y refrescan nuestra piel, las ondas sonoras tienen la capacidad de atravesar nuestro cuerpo, todo nuestro sistema celular. Algunas partes ofrecerán más resistencia, como los huesos, y otras menos, como las vísceras, pero usando distintas frecuencias - más altas o rápidas para zonas duras, mas bajas o lentas para blandas – podemos afinar elementos de nuestro cuerpo desordenado.

RESONAR

Hablemos ahora del principio de resonancia. En primer lugar, sabemos que toda materia tiene su propia frecuencia de resonancia o vibración natural. El principio de resonancia, o vibración por simpatía, es la capacidad que tiene una vibración de transmitirse, llegar a otro cuerpo y hacerlo vibrar en su misma frecuencia.

Un ejemplo muy claro sería cuando dos personas se cogen de la muñeca tomándose mutuamente el pulso. Se comprobará fácilmente que a los poco minutos los dos pulsos se sincronizan. De igual forma, cuando dos diapasones vibran a la misma frecuencia, al activar uno de ellos hace que el otro comience a vibrar por simpatía. Este es el principio de resonancia.

SONOTERAPIA O TERAPIA DEL SONIDO

Este principio podemos transmitirlo al uso terapéutico con instrumentos holísticos si tenemos unos pequeños conocimientos de frecuencias. En sonoterapia, son muy usadas las frecuencias que están dentro de una escala en la que la nota LA, está afinada en 432Hz en vez de 440Hz. Esta escala es conocida como escala solffegio. Se experimenta con esta afinación una sonoridad difícil de detectar con el oído, pero sí con el cuerpo y mente. Es una frecuencia más holística y natural, basada en antiguas escalas usadas en el canto gregoriano medieval.

El uso de instrumentos que se basan en la vibración que producen, como son los cuencos tibetanos y de cuarzo, gongs o tambores chamánicos, son herramientas útiles y amables para ordenar y armonizar el sistema celular. Trabajan con las frecuencias holísticas y, sobre todo, con sus armónicos. Ya hemos explicado en otras ocasiones el poder que tienen estos sonidos para ordenar nuestro sistema celular y parar el infinito ruido mental.

ARMONIZADORES DE CHACRAS Y PLANETARIOS

Usando ese mismo principio de resonancia, se han creado los armonizadores sonoros. Se trata de barras de acero afinadas que flotan sobre una madera porosa, gracias a unos finos hilos que la sujetan. Al ser golpeado el metal con una baqueta de madera, el sonido y la vibración perdura en el tiempo y, según el principio de resonancia ya explicado, hará que el chacra pueda restaurar su afinación original.

En el caso de los armonizadores planetarios, los efectos son más sutiles e intentan acercarnos a la simbología astral de los distintos planetas y satélites de nuestro sistema solar.

DIAPASONES

Los diapasones son otra herramienta útil para afinar nuestro cuerpo. Existen por un lado los diapasones de horquilla normales, que están afinados a distintas frecuencias y que tienen más incidencia en el campo sutil de nuestro campo vibratorio. Al golpearlos y hacerlos vibrar, se pasan alrededor del cuerpo para que el aura se restaure y armonice con la frecuencia que estemos trabajando.

Hay también diapasones con pesas. Estos se colocan con la base de la horquilla en la zona del cuerpo que se quiera afinar. Hay una gran variedad de frecuencias para trabajar con distintas partes y frecuencias del cuerpo. Los más conocidos son los diapasones Om afinado en 136 Hz.

Chema Pascual

COLABORADORES Revista Verdemente